Los ultrasonidos focalizados de alta intensidad han cambiado el paradigma en el tratamiento del temblor esencial y de la
enfermedad de Parkinson. Así lo pone de manifiesto Manuel Ramos, especialista de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) y neurorradiólogo del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, con motivo del Día Mundial del Parkinson.
En concreto, la técnica HIFU (High Intensity Focal Ultrasound), que consiste en la utilización de ultrasonidos de alta intensidad que son capaces de atravesar el cráneo y confluir en una diana cerebral, que se ha escogido previamente, provocando una lesión por calor.
“Este tratamiento, que
no necesita abrir el cráneo, se controla en tiempo real con imágenes de RM. Controlando la temperatura que se alcanza en la diana cerebral, en cada momento, podemos vigilar los efectos beneficiosos y los adversos. A una temperatura determinada vamos a obtener mejoría transitoria de los síntomas y podemos valorar clínicamente si aparecen efectos secundarios”.
Temblor esencial
De esta forma, si no se presentan fenómenos adversos y ha mejorado en sus síntomas de forma apreciable, se realiza el tratamiento definitivo, subiendo la temperatura hasta causar una lesión térmica controlada. El
inconveniente es que el tratamiento es unilateral, aunque recientemente se ha aprobado que transcurridos 9 meses es posible tratar el lado contralateral.
Actualmente se han tratado
unos 15.000 pacientes en todo el mundo con la tecnología del HIFU guiado por RM, existiendo en España actualmente 12 centros autorizados para realizar el tratamiento. “En cualquier caso, es una tecnología incipiente que habrá que seguir evaluando. Con ella no están descritas las alteraciones que, aunque raras (infección, hemorragia, fallecimiento), se pueden asociar a la cirugía” concluye Ramos.
Cabe recordar que el temblor esencial es una entidad clínica heterogénea que afecta casi al 5 por ciento de las personas mayores de 65 años. Se trata de una alteración progresiva, de causa desconocida, de movimientos involuntarios, que puede llegar a ser incapacitante y constituir una limitación a la calidad de vida y a la autoestima. El tratamiento inicial es médico, aunque en el 50 por ciento de los casos el temblor no responde a ningún tratamiento, o los pacientes no toleran la medicación.