En el marco del
Día Mundial de la Esclerodermia, que se celebra hoy, 29 de junio, reumatólogos y pacientes desde la Asociación Española de Esclerodermia (AEE) destacan la importancia de mejorar el diagnóstico precoz de esta patología, que puede llegar a ser muy grave; así como favorecer el acceso a los nuevos tratamientos. Todo ello pasa por apostar en realizar más investigación en esclerodermia.
La
esclerodermia o esclerosis sistémica es una enfermedad poco prevalente, de carácter autoinmune, que afecta al tejido conectivo del organismo. En concreto, produce endurecimiento en la piel (aumento de la producción de tejido conectivo); además de poder provocarlo también en los vasos sanguíneos y en algunos órganos internos.
Se trata de la segunda afectación digestiva más frecuente después de la cutánea en estos pacientes. Entre un 70 y 90 por ciento de los mismos presentarán síntomas tras dos años de la instauración del fenómeno del Raynaud. Además, puede afectar a
cualquier tramo del aparato digestivo desde la boca hasta el ano. Tal y como explica Juliana Restrepo, reumatóloga del Hospital Universitario de Navarra los síntomas más frecuentes son el metiorismo, dolor epigástrico, abdominal, náuseas, distensión abdominal, disfagia, diarreas, estreñimiento, pérdida de peso e incontinencia fecal, entre otros.
Investigación en esclerodermia
La investigación en esclerodermia es fundamental. Así, estudios recientes de la fauna intestinal (microbiota) han revelado que los pacientes con esclerosis sistémica tienen
un disbalance en las bacterias, mostrando menor diversidad y composición diferente en sus heces. La
Klebsiella, Enterococcus y Lactobacillus están en mayores concentraciones en los pacientes con manifestaciones gastrointestinales graves. Si bien, Juliana Restrepo advierte que “los estudios deben continuarse para vincular la disbiosis con las causas desencadenantes de la enfermedad”. De ahí la importancia de apoyar la investigación en esclerodermia.
A su juicio, “lo más importante para
prevenir estas afectaciones es el diagnóstico temprano”. En estos casos, se recomienda seguir las indicaciones de su reumatólogo quien le solicitará las pruebas necesarias para su estudio, como la manometría esofágica, endoscopia digestiva, el estudio de las heces, entre otras, según la sintomatología.