El Ministerio de Sanidad quiere adelantarse a los nuevos escenarios que aparecerán con la alta prevalencia de pacientes crónicos y tiene en mente una herramienta que vaya más allá de esa foto fija de la situación de la salud de los ciudadanos en España, sino que sirva para cambiar de 'un modelo estático a uno más predictivo', que permita detectar futuras situaciones de riesgo de empeoramiento en cada ciudadano.
La subdirectora general de Calidad y Cohesión del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Iguales, Paloma Casado, aprovechó su intervención en la mesa 'Modelos de integración sociosanitaria, superando los niveles asistenciales', dentro del XX Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria, para dibujar el trabajo emprendido para disminuir la prevalencia y reducir la mortalidad vinculada a la cronicidad. Así, la estrategia de abordaje partía, entre otros premisas, de realizar una foto fija a través de la estratificación de la población, una idea que empezó a desarrollarse en 2014 con la aportación de 13 comunidades autónomas, que ha permitido tener una visión de 38 millones de españoles.
El futuro, según Casado, pasa ahora por integrar a esta panorámica datos sociales, tales como la Salud Mental u otros recursos no sanitarios. Con ello, se aspira a 'virar hacia un modelo predictivo'. A su vez, puso en valor otras medidas puestas en marcha por el Ministerio de Sanidad como las 225 guías de buenas prácticas o la estrategia de involucrar a todos los actores en la atención de determinadas enfermedades, como el EPOC, la diabetes o la hipertensión arterial.
De esa enorme base de datos que estratifica a los pacientes entre los que padecen patologías crónicas y no y, en caso afirmativo, en qué grado, ha servido de base de trabajo para algunas Comunidades. Es el caso de Madrid, esta cuantificación de la situación ha permitido conocer que hay un 53 por ciento de la población con patologías crónicas, de la que el 42 por ciento es de nivel bajo. A partir de ahí, se inclinan más hacia un nivel de intervención, que ha empezado en una población pequeña conformada por tres hospitales y ocho centros de salud, donde se ha podido comprobar, de momento, un descenso de los pacientes crónicos graves una vez que han entrado otras variables sociosanitarias. Este nuevo modelo de medición estará a pleno rendimiento en junio, según aventuró Nuria Fernández, subdirectora general de Continuidad Asistencial de la Comunidad de Madrid.
Desde el País Vasco, la técnica de Coordinación Sociosanitaria de Osakidetza, Inmaculada Sánchez, apeló a al objetivo ambicioso de la historia sociosanitaria, para la que haría falta una alianza entre todos los actores, desde las administraciones y centros de salud hasta centros de teleasistencia y residencias. Sobre esto último, profundizó sobre el proyecto Osabide que ha permitido extender la historia clínica en residencias para facilitar la comunicación entre profesionales sanitarios y garantizar la seguridad del paciente.
Por último, se expuso un caso concreto: el tratamiento de la insuficiencia cardiaca entre la población del Hospital del Mar, de Barcelona. Josep Comin, del hospital de Bellvitge, señaló que se abordó una intervención integral que incorporaba, además, una visita precoz en el postalta, con un máximo de diferencia de siete días. Además, se realizó un seguimiento planificado y estructurado entre todos los profesionales del sistema. Todo con el objetivo de reducir la morbilidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.