Las últimas encuestas realizadas por el Consejo Nacional de Población (CONAPO) han dado como resultado el creciente número de adolescentes que comienzan su vida sexual entre los 12 y 19 años, pasando de 15 por ciento en el 2003 a 23 por ciento en 2012, de la mano de esta estadística aumentó la tendencia del embarazo adolescente de 15,6 por ciento al 18,7 por ciento respectivamente.
Según el Instituto Nacional de la Mujer, el 97 por ciento de las adolescentes entre 15 y 19 años conoce los métodos anticonceptivos, sin embargo, no los usa desde su primera relación sexual, quedando expuestas a un embarazo no deseado. Las estadísticas están ligadas a la escolaridad, en 2009 la tasa de fecundidad en mujeres carentes de una instrucción escolar fue de 35,7 por ciento, mientras que las mujeres con instrucción media superior fue de 5,1 por ciento, es decir, 6 veces menor.
Para reducir estos embarazos se diseñó la Estrategia de Prevención del Embarazo Adolescente, presentada por el secretario de salud José Narro Robles, y por el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en la cual explicaron que entre el año 2000 y 2014 se han reportado 165.000 casos de embarazo en niñas menores de 15 años, de las cuales muchas pueden ser caso de abuso sexual por personas cercanas. Con esta estrategia se pretende disminuir la tasa de fecundidad en menores de 14 años a la mitad, llegando al 2030 con una tasa del 0 por ciento.
El secretario de Gobernación declaró que es necesario tomar en cuenta temas como la violencia de género, así como el rezago y la falta de inclusión. Para colaborar con los fines de la estrategia, la secretaría de salud tendrá mayor acceso a métodos anticonceptivos y cumplir la interrupción del embarazo de manera voluntaria en caso de violencia sexual, así como ayudar con sanciones más severas a violadores.
Cabe destacar que en la Estrategia de Prevención del Embarazo Adolescente se atenderán como necesidades principales intervenciones clínicas eficaces, acceso efectivo a métodos anticonceptivos efectivos de larga duración, educación integral en sexualidad, incentivar la toma de decisiones saludables en temas jurídicos, de información, de educación, comunicación y de manera psicológica, así como incidir en los determinantes académicos, de desarrollo, pobreza y disminuir las disparidades sociales.
Las consecuencias de un embarazo en la adolescencia además de ser un problema social es un problema de salud, pues puede provocar muerte materno-infantil y aborto, ya que el sistema reproductor no está completamente listo para cumplir su función de concebir, además del riesgo de un parto prematuro y algunos déficits sistémicos en el recién nacido.