Redacción, Madrid (25-11-2006). Los ultramodernos centros de oficinas que tienen incorporados las últimas tecnologías y donde la apariencia es de asepsia y confort no parecen estar hechos a la medida humana. Cefaleas o dolores de cabeza, fatiga, irritación de las conjuntivas oculares, sequedad de las…
Redacción, Madrid (25-11-2006). Los ultramodernos centros de oficinas que tienen incorporados las últimas tecnologías y donde la apariencia es de asepsia y confort no parecen estar hechos a la medida humana. Cefaleas o dolores de cabeza, fatiga, irritación de las conjuntivas oculares, sequedad de las vías respiratorias superiores, irritación de la piel, o alergias cutáneas, son algunos de los síntomas que puede provocar el estar dentro de ellos. Así lo considera la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) para quien, en palabras de la doctora Pilar Cebollero, coordinadora del área de enfermedades medioambientales de esta Sociedad, el fenómeno del síndrome del edificio enfermo se puede definir como 'el conjunto de síntomas que padecen algunos individuos que habitan o trabajan en un mismo centro, generalmente de los denominados sellados, y que remiten cuando lo abandonan'.
Estos edificios denominados 'insanos' suelen ser, comenta esta experta, los ultramodernos conjuntos de oficinas que se alzan en las mejores zonas comerciales y financieras de las ciudades, aunque también puede catalogarse entre ellos a algunos de los hospitales construidos a partir de los años setenta, así como determinados hoteles y hasta conjuntos arquitectónicos residenciales.
El cuadro habitual de síntomas se achaca frecuentemente al sistema de ventilación, si bien se tiene constancia de que en su origen están implicados otros elementos, tales como ciertos materiales de construcción o decoración, además de la disposición de los espacios, la iluminación, el nivel de ruidos y la nueva tecnología (fotocopiadoras, ordenadores, fax, etc.). El conjunto de todos estos factores es lo que, al parecer, determina ese fuerte deseo del trabajador de salir 'huyendo' a tomar aire fresco en cuanto la jornada de trabajo llega a su fin, afirma esta Sociedad.
Climatización
No obstante, y asumiendo esa diversidad de causas, la citada especialista de la SEPAR considera que habría que insistir especialmente en los perjuicios a que pueden dar lugar los deficientes sistemas de climatización, los cuales, afirma,'se convierten en una red a través de la cual se propaga todo tipo de elementos volátiles y de material orgánico de carácter irritante o directamente nocivos para la salud, como sucede, por ejemplo, con el humo del tabaco'.
La opinión de la doctora Cebollero es que la persona que sospeche sufrir las consecuencias de este síndrome acuda al médico, ya sea al de la propia empresa, o bien, al especialista que tenga mayores conocimientos acerca del síntoma o síntomas que con mayor frecuencia padece.
'El primer paso es tener un largo y meticuloso diálogo con el paciente, al objeto de enfocar su caso. Posteriormente, según el tipo de síntomas que presente, se procederá a determinar si esa persona está predispuesta inmunitariamente a padecerlos o si está o no sensibilizada a alguno de los agentes causales del síndrome. Para ello habrán de realizarse distintas pruebas serológicas. en algunos casos habrá que descartar la existencia de hiperreactividad bronquial y, eventualmente, puede hacerse necesario el análisis de los materiales del edificio y otras circunstancias, tales como moquetas, revestimiento de paredes, sistemas de aire acondicionado y de humidificación, etc.'
Medidas
Sólo una vez que se ha diagnosticado al paciente, podrán tomarse las medidas oportunas en cada caso, aunque 'el hecho de que el paciente sospeche la naturaleza y procedencia de sus molestias es, obviamente, un paso importante y eficaz en el tratamiento', señala la neumóloga.
Hablando de edificios 'enfermos', la prevención parece ser la palabra clave. Y en este punto, las medidas que se deben tomar no incumben sólo a la profesión médica. 'También atañen -indica la especialista de la SEPAR- arquitectos, ingenieros y técnicos en sistemas de acondicionamiento de aire, que deberían considerar la existencia de este síndrome a la hora de diseñar edificios.'