La mesa redonda “
Cambio climático y salud: una visión iberoamericana”, organizada por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), en el marco de las XLII Jornadas de Economía de la Salud de la Asociación de Economía de la Salud (AES) ha concluido con la idea de que cuanto más tardemos en responder al cambio climático, más cara y dolorosa será nuestra adaptación. Por ello, desde
SESPAS apuetan por la urgencia de medidas en torno a la descarbonización, penalizando la contaminación.
De esta forma, los ponentes han insistido en la necesidad de
acelerar las estrategias de mitigación y adaptación. No obstante, no se están implementando a la misma velocidad a la que el calentamiento global avanza. En relación con esta cuestión, han reconocido que en estos momentos en el mundo se está invirtiendo más en energías renovables que en combustibles fósiles, pero haría falta que esa inversión se triplicase para 2025.
Asimismo, a lo largo de la conferencia, los expertos han advertido de que el ser humano está modificando el clima con consecuencias “muy graves” como cambios en la temperatura media de la superficie de la tierra, las precipitaciones, o el pH del mar, provocando su acidificación. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
entre 2030 y 2050, el cambio climático causará aproximadamente 250.000 muertes adicionales por año, siendo los mayores de 85 años uno de los grupos más vulnerables ante las olas de calor.
Apuesta por la descarbonización
Ante esta situación, los expertos han señalado que este “futuro alternativo” pasa por la eficiencia, la descarbonización, las energías renovables y la electrificación. “Estamos haciéndolo casi bien en el despliegue de las renovables, pero apenas hemos empezado en el despliegue del vehículo eléctrico y estamos muy retrasados en todo lo demás: la aviación, los barcos, la agricultura…”, han lamentado.
Y es que, si bien han reconocido que hay sectores difíciles de descarbonizar como la industria pesada o el transporte marítimo y aéreo, han propuesto una serie de medidas que las legislaciones nacionales e internacionales podrían adoptar para promover el cambio.
Favorecer las soluciones sostenibles, penalizar la contaminación, generalizar el impuesto al carbono (carbon tax), aumentar las zonas de bajas emisiones o poner en marcha políticas redistributivas son algunas de esas propuestas. Además, están convencidos de que la descarbonización de la economía “creará millones de empleos locales, abaratará la energía, generará crecimiento económico y evitará millones de muertes prematuras”, concluían.