Después de la menopausia, más de la mitad de las mujeres puede sufrir síntomas vulvovaginales que tienen un gran impacto en su estilo de vida, las emociones y la vida sexual e, incluso, los síntomas tienden a producirse con otros problemas pélvicos, como trastornos de prolapso y urinarios e intestinales.
Pero muchas mujeres no están recibiendo ayuda, según muestra un estudio publicado en la edición digital de 'Menopause', la revista de la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS, por sus siglas en inglés).
Investigadores de Dartmouth, Yale y el Sistema de Salud de Connecticut, en Estados Unidos, reclutaron a 358 mujeres de 55 años y más de las oficinas de atención primaria y centros de mayores para responder a preguntas acerca de síntomas comunes después de la menopausia, como la sequedad vaginal y vulvar y la irritación y su impacto, y otros problemas pélvicos como urgencia urinaria e incontinencia urinaria y fecal, si habían visto a un ginecólogo y el tipo de tratamiento que habían recibido.
Los síntomas vulvares y vaginales --picazón, ardor, escozor, dolor, irritación, sequedad, secreción u olores --eran muy comunes. Un poco más de la mitad de las mujeres (51 por ciento) dijeron que tenían uno o más de estos problemas, que también tuvieron un impacto significativo en sus vidas. El 40 por ciento de las mujeres con síntomas dijo que estos les provocaban problemas emocionales y el 33 por ciento, que tenían un impacto en su estilo de vida.
Más de tres cuartas partes de las mujeres que mantenían relaciones sexuales con su pareja (76 por ciento) dijeron que los síntomas tras la menopausia les planteaban problemas en su vida sexual. Pero con estos síntomas vinieron otros trastornos: muchas mujeres con síntomas vulvares y vaginales también tenían frecuencia urinaria (50 por ciento) o fugas debido a la urgencia urinaria (43 por ciento).
Esto ayuda a confirmar por qué NAMS y otras organizaciones han dado a estos problemas posmenopáusicos un nuevo nombre que incluye síntomas urinarios: 'síndrome genitourinario de la menopausia' o GSM. Además de los problemas urinarios, significativamente más mujeres con síntomas vulvovaginales que sin ellos también presentaban prolapso de órganos pélvicos o incontinencia fecal sin diarrea. Las mujeres con síntomas de la vulva y vaginales tendían a registrar más síntomas menopáusicos distintos de los sofocos.
Pero a pesar de todos estos síntomas y la angustia que causan, casi un tercio de las mujeres con síntomas (33 por ciento) no había visto a un ginecólogo en los últimos dos años y una gran mayoría (83 por ciento) no estaba recibiendo el tratamiento estándar para GSM, que es una dosis baja de estrógeno en la vagina a través de cremas, píldoras o anillos.
'Este estudio demuestra que existe una necesidad insatisfecha de las mujeres posmenopáusicas a realizar visitas ginecológicas regulares donde se les hagan preguntas acerca de los problemas de salud vaginales y urinarios y evaluación para determinar la presencia de atrofia vulvovaginal, síntomas urinarios de urgencia o incontinencia o trastornos del suelo pélvico y ofrecerles terapias seguras y eficaces', dice el director ejecutivo de la NAMS JoAnn V. Pinkerton.
'Las mujeres tienen que contar a sus proveedores de atención médica sobre sus síntomas genitourinarios y los especialistas deben preguntarles', añade este experto. Las advertencias en las terapias de dosis bajas con estrógenos intravaginales para GSM (también llamada atrofia vulvovaginal o VVA) pueden haber hecho la os proveedores reacios a prescribirlas y las mujeres para utilizarlas.
'Las advertencias en la caja impulsan un nivel de miedo que está fuera de sintonía con estas dosis bajas de los productos locales de estrógeno', afirma Pinkerton. Eso llevó a los expertos de la NAMS y líderes de otras organizaciones científicas a acudir recientemente a la agencia norteamericana del medicamento (FDA) para solicitar la eliminación de esta advertencia de la información de la etiqueta.
Los expertos NAMS que hablaron con la FDA enfatizaron que los proveedores deben tener precaución y evaluar el útero si las mujeres desarrollan sangrado, así como asesorar a las mujeres para hablar sobre el uso de dosis bajas de estrógenos intravaginal con el oncólogo si han tenido cáncer.
'El diagnóstico de estos problemas requiere un examen pélvico y la evaluación de los tejidos vaginales y vulvares para buscar atrofia, prolapso, o infección --señala Pinkerton--. Existen terapias seguras y eficaces e incluyen, no sólo la primera línea de baja dosis de estrógeno en cremas vaginales, comprimidos o anillos, sino también ospemifene, el nuevo modulador selectivo del receptor estrogénico oral o SERM que trata el coito doloroso'.