Todos los expertos señalan el papel que debe de asumir la Atención Primaria en la Sanidad actual. y sin embargo, desde la SEMG, su actual presidente ve claro que esos discursos no se acompañan con algo que es clave: el aumento de los presupuestos. Si bien esta es una cuestión ya antigua, Antonio Fernández-Pro plantea nuevos debates, como cuál es el modelo más acertado para la recertificación de los médicos, que ve inexcusable, o cómo debería financiarse la formación continuada de los profesionales, o incluso, las propias sociedades científicas.
¿Qué retos y proyectos se plantea en esta nueva andadura como presidente de SEMG?
El primer reto que nos estamos planteando es el de la transparencia, que es algo que creo que las sociedades científicas deben empezar a asumir clara y rotundamente. Otro tema tremendamente importante es el de aumentar la calidad de la formación médica continuada, que al final es para lo que estamos. Junto con eso, el servicio a los socios que, por supuesto, también pasa por seguir manteniendo un congreso que sea el paradigma de los congresos de Atención Primaria. En esta misma línea está el caballo de batalla de la universidad, es decir, el seguir insistiendo con el tema de nuestras cátedras en el pregrado, porque nadie te elige si no te conoce. Por otra parte, trabajamos en el área de la investigación a través de nuestra fundación. Así, estamos intentando dotar de suficientes apoyos a la investigación y hemos dado mucha preponderancia al grupo MAI (Metodología y Apoyo a la Investigación), poniéndolo al servicio de cualquiera que llame o cualquiera que quiera publicar.
Ya que menciona la investigación, ¿hay una verdadera capacidad investigadora en Atención Primaria?
Hoy por hoy la hermana pobre de la investigación es la Atención Primaria. Hay quien cree que no puede llegar a desarrollar un nivel de investigación de cierta cualificación, pero yo estoy absolutamente en contra de esa afirmación. En Atención Primaria se puede desarrollar perfectamente cualquier investigación, siempre que tengamos los medios. Si tengo los medios tendré las capacidades. pero sin ellos, será imposible entrar en este juego. Por todo ello, desde SEMG dejamos claro en todos los foros que la investigación debe ser implícita a lo que es la Atención Primaria, y las tres sociedades que la representamos estamos en total sintonía en este tema. De hecho, ya estamos esbozando las que serían las II Jornadas de Investigación en AP.
Habla de las tres sociedades, ¿van a seguir trabajando en común, como parece que es ahora la dinámica?
Sí, ya no hay un paso atrás en esto. Creo que la tan nombrada unidad de acción ya es real, porque en temas de cierto calado siempre vamos de la mano. Sí es verdad que tenemos un abultadísimo número de médicos que trabajan en el ámbito de la Atención Primaria y que, dependiendo de ámbitos laborales o sensibilidades, eligen entre una u otra. Lo importante al final es trabajar con el mismo paraguas, y en lo científico estamos siempre de acuerdo, como no puede ser de otra manera.
Otra área en común es la formación, ¿cuáles son los objetivos a alcanzar en la formación continuada del médico de familia?
Respecto a la formación, vemos que si cualquier empresa soporta la formación continuada de sus trabajadores, en Sanidad no pasa igual. No digo que no haya mejorado en los últimos años, que lo ha hecho, pero si nos fijamos en modelos como el de Inglaterra vemos, por ejemplo, que el sistema, en horario laboral, permite a sus trabajadores la formación. Aquí es que ni siquiera hay un trato fiscal adecuado, porque si yo me pago un libro, un curso o un congreso, no me lo puedo desgravar en Hacienda a no ser que tenga algún tipo de actividad privada, y eso es algo que no se entiende. Es un camino que tenemos que empezar a andar, porque tenemos que hacer un planteamiento muy serio de lo que va a ser la formación continuada en el futuro, qué modelo queremos. Hoy por hoy, todos sabemos que la formación la soporta la Industria Farmacéutica, y se pone en duda la limpieza de ese tipo de colaboración. por lo que, para que no sea así, debemos trabajar con rigor, con muchísima transparencia, expresar los conflictos de intereses y que las cosas sean claras. Por otra parte, es necesario que la Administración y los sistema públicos realmente empiecen a facilitar la formación continuada de sus trabajadores.
La formación va a ser un pilar fundamental en lo que será el futuro de la recertificación de los profesionales sanitarios, ¿cuál sería su modelo ideal? ¿Será una realidad?
El modelo que yo planteo es muy básico y muy complicado a la vez. Si definimos la recertificación como la capacidad de retirar una licencia de trabajo, estamos hablando de cosas muy serias. Es un tema novedoso, en el que aún no tenemos mucha cultura, pero que es inexcusable. Primero tenemos que explicar bien de lo que estamos hablando, que es la caducidad de una licencia de trabajo, y hay que hacer una pedagogía tremenda para que el médico no lo viva como una agresión. No se trata tanto de destapar al no competente, como de aumentar la competencia general de la profesión. No es por tanto ni un castigo, ni un examen, sino que es un proceso que tiene un destino y en el que se van haciendo una serie de fotos fijas que muestran mi competencia profesional para el puesto que desempeño. Y hay que tener en cuenta que no es lo mismo ser jefe de un servicio de investigación que médico de urgencias en un punto de atención continuada. En definitiva, la propuesta que la SEMG pone encima de la mesa es que no se trata de poner de manifiesto la excelencia profesional del médico, sino que simplemente se trata de hacer una foto fija en cada uno de los puestos de trabajo en los que estamos desempeñando nuestra función para demostrar nuestra competencia profesional. Es algo fácil de hacer, con indicadores que se pueden medir. Lo que hay que plantear es quién lo paga, y no solo el proceso, sino la formación del médico para pasar por este proceso. Debe ser una apuesta lo suficientemente barata para que lo podamos asumir. Aquí la primera pregunta a la que habría que contestar es si estamos dispuestos a autofinanciarnos que, por mi parte, creo que sería el sistema ideal. Crear una plataforma multimedia blanca, en la cual no hubiera ningún tipo de patrocinio, y que partir de ahí, el médico se financiara su formación. Otra cuestión a tener en cuenta es que cada CC.AA. va a hacer un desarrollo formativo diferente y no nos puede pasar, por ejemplo, como en el carné de conducir, que en un lugar sea más fácil que en otro.
La OMC, que conoce bastante bien, también propone su modelo, ¿qué diferencias hay entre las propuestas de la OMC y de las sociedades?
La diferencia básica es que la OMC es autosuficiente. Así, si cada médico paga entre 300 y 400 euros obligatorios al año por unos 140.000 médicos que somos, no se tiene la misma capacidad económica que en una sociedad científica, donde las cuotas más caras son de 50 euros al año.
¿Habría que replantear entonces la financiación de las sociedades científicas?
Tendríamos que autofinanciarnos, pero para eso hacen falta unos mimbres que ahora mismo no tenemos. Tenemos que cambiar nuestro propio ADN, el marco legislativo, jurídico y fiscal en el cual desenvolvernos. Por mi parte soy partidario de, por lo menos, abrir este debate y de hacerlo con todas las consecuencias. Al final estamos hablando de dinero, de mucho dinero, que es lo que supone el coste de la formación médica continuada. un coste que ha soportado hasta ahora la industria farmacéutica. De lo que estamos hablando es de la posibilidad de cambiar este modelo, y para cambiarlo lo que hace falta es eso, dinero. Por otra parte, no digo que tenga que mantenerse la perpetuidad de todas las sociedades, porque en ese discurso ni entro ni creo. Hay entidades que en un momento son útiles para la sociedad y en otros momentos dejan de serlo, desaparecen y no pasa nada. Por eso debe ser un debate amplio, limpio y sensato, además de realista.
Hablando de presupuestos para las sociedades, centrémonos en los presupuestos de su especialidad, ¿cómo va a trabajar para conseguir ese antiguo y ansiado aumento del presupuesto de Atención Primaria?
Ha habido un cambio, y hay que entender que vivimos una mala época, por lo que hay que ser razonables y coherentes. Estamos ante unas elecciones generales y un posicionamiento de ruptura con el Ministerio por parte de FACME, que es el paraguas que nos acoge a todas las sociedades científicas. no en vano le estamos reclamando a la Administración que no está cumpliendo lo pactado. Y lo pactado al final es muy simple, el tener presupuestos suficientes e iguales para todos los españoles, y además finalistas. El día que consigamos que los presupuestos para la Sanidad sean finalistas, otro gallo nos cantará. Lo que tampoco puede ser es que cada sistema de salud se divida en pequeños reinos de taifas, lo que tiene que haber es una cartera de servicios suficiente y potente que sea igual para todos los españoles, y a partir de ahí que cada Comunidad se rompa la cabeza pensando cómo quiere hacer sus carteras suplementarias.
¿Han supuesto las estrategias de crónicos un aumento del papel de la Primaria en el SNS, o es una idea más de la teoría que de la práctica?
Al político gestor se le llena la boca siempre que habla de la Atención Primaria. Ideas como que la Atención Primaria debe ser el eje del sistema, o la puerta de entrada al SNS, etc., no van paralelas al apoyo presupuestario. Si realmente queremos una puerta de entrada de calidad necesitamos los recursos suficientes para ello. sin embargo, vemos como de una forma, casi escandalosa, vamos bajando los presupuestos año a año. Simplemente hay que analizar lo que está pasando realmente en cada CC.AA. y los programas de crónicos que se están implementando en diferentes sitios. Al final, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Estamos haciendo lo mismo, cambiando nombres, pero no cambiando formatos. El que lo ha abordado seriamente es el País Vasco, y la diferencia con los demás es algo tan obvio como los presupuestos. En los últimos años, el País Vasco ha bajado los presupuestos en global solo un tres por ciento, que ha sido el sueldo de los profesionales, y eso se nota en los programas. Porque para hacer realmente un programa de crónicos hay que olvidar el cortoplacismo, y fijarnos en una de las claves, que es el tiempo médico. Es decir, el tiempo que el médico necesita para dedicarse a estas otras funciones, y actualmente es cero.
¿Y no ha ayudado la receta electrónica a mejorar ese tiempo médico?
La receta electrónica ha servido y es mejorable, pero lo que no podemos hacer es 17 recetas electrónicas y que aun tengamos el problema de que una receta de Illescas no valga en Getafe. Tenemos que empezar a poner un poco de sensatez, aunque sea complicado a nivel político. Eso se solventa contando con gestores profesionales, no con gestores de perfil político, que sean capaces de ver claras las estrategias. En el fondo, lo cierto es que si no cambiamos las formas de hacer las cosas, tampoco vamos a cambiar los resultados.
Hablando de recetas, ¿qué opina de la prescripción enfermera?
En esto hay que entender que una receta viene tras un proceso deductivo que tiene su complejidad, aunque en la rutina laboral esté automatizado. No es un hecho aislado, viene después de una exploración, unas pruebas complementarias y un diagnóstico. Me da igual quién recete, no es un problema de competencias profesionales, pero debe de tener el conocimiento y las competencias necesarias en todo el proceso. Otra cosa es el manejo de ciertos fármacos, como insulinas, analgesias, etc., que ya veníamos manejando conjuntamente. Pero al final lo que hay que entender es que la seguridad del paciente está en el conocimiento y la competencia profesional. si al personal de Enfermería se le amplían esas competencias no hay problema, pero tendrán primero que verse reconocidas esas competencias profesionales.
En la prescripción parece que también interfiere lo económico. Pese a todas las medidas, las últimas cifras muestras que ha aumentado el gasto farmacéutico, ¿sigue el médico presionado a la hora de prescribir?
Sí, sigue y seguirá. El mensaje de los gestores es que las áreas de mejora son muy amplias, pero de lo que no se está dando cuenta el gestor es de que está limitando las capacidades de prescripción al médico y al ciudadano de ciertos fármacos que son novedosos.
¿Como por ejemplo los NACOS?
Sí, es un caso que siempre cito. No es lógico que en unas comunidades se pueda prescribir por el médico de familia y en otras no. Aunque actualmente creo que de las 17 en 14 ya es posible, siguen existiendo algunas que no. Estoy de acuerdo en que hay que hacer una buena política de gestión y de gastos evitables, pero hemos llegado a un límite en el que se está impidiendo hacer una prescripción de fármacos que están aprobados.
También relacionado con la prescripción, ¿qué medidas son las que propondría para mejorar las cifras de adherencia a los tratamientos?
Es una de las áreas que nos complica la vida día a día, aunque es precisamente uno de los casos en los que sí ha habido mejoras gracias a la receta electrónica. Hay fármacos que tienes prescritos que ahora puedes consultar en el sistema, y ves que no han sido retirados de la farmacia. Es un tema en el que el farmacéutico, por ejemplo, sí que tiene mucho que hablar porque tiene un papel básico. Necesitamos comunicación, que el farmacéutico pueda explicar que no se están retirando esos fármacos y que podamos coordinarnos en los tratamientos. Hay que tener en cuenta también que el paciente es cada vez más mayor, y llegamos a edades en las que hay que cuestionarse si es capaz de autogestionar su medicación, que yo lo dudo. Más si entramos a valorar cuestiones que no dependen de nosotros, como es la bioapariencia, y ese es otro problema que tenemos que analizar. Ante todo esto, seguro que los profesionales tenemos que hacer autocrítica en muchas cosas, pero seguramente el político también.