Estamos forzados a buscar formas de mejorar la eficiencia del sistema optimizando la inversión que se destina a Sanidad. No hay país en el mundo que haya creado una asistencia sanitaria sostenible ideal ni que pueda solucionar los diferentes problemas inherentes a cada cultura. La respuesta pasa por
invertir en innovación, optimizar los procesos, colaborar y contar con el paciente y con lo que éste considere que es valioso para él.
“Se trata de ver dónde
encajamos la sostenibilidad entre el acceso y el exceso. Una atención sanitaria basada en el valor que tiene que hacerse un hueco como marco para reconsiderar el sistema sanitario. Pero siempre con el paciente en el centro porque el valor no es el que se supone que aporta, sino lo que el paciente considera que es valioso”, razona, Neda Milevska, presidenta de la Alianza Internacional de Organizaciones de Pacientes (
IAPO, por sus siglas en inglés).
Para ello, hay que averiguar a qué le da valor el paciente y cocrear con él las soluciones del sistema porque, de ese modo, conseguiremos menos intervenciones, una atención sanitaria menos costosa y menos medicalizada. “
Gastaríamos menos en Sanidad si escucháramos a los pacientes”, añade el profesor Hamish Laing, catedrático de Innovación, Compromiso y Resultados Mejorados en la
Universidad de Swansea (Gales, Reino Unido).
Esas han sido algunas de las ideas expuesta en el evento virtual ‘El futuro de una sanidad sostenible’, patrocinado por
BD, en el que han participado:
Neda Milevska Kostova, la mencionada presidenta de IAPO;
Ana Nicholls, directora de Operaciones Industriales en
The Economist Intelligence Unit (
EIU), y el
profesor Laing, que también ha hecho las veces de moderador.
Las expectativas del paciente
El profesor está convencido de que no importa tanto la inversión, sino
obtener los mejores resultados con los recursos que tienes, ya sean financiero o humanos. “Sin embargo, sabemos que no es así, que hay mucha variación injustificada en la asistencia sanitaria. A veces, la personalización conduce a eso, pero solo introduce riesgos y costes y lleva a peores resultados y estrés financiero”, asevera.
Para Milevska, “la financiación de la Sanidad
es una cuestión de expectativas de los pacientes”. La representante de los pacientes a nivel mundial señala que cuanto inviertes es un sistema de salud va ligado al nivel de atención que esperas obtener con ello. En ese contexto, las expectativas deben ir
acompañadas de un entendimiento sobre los costes que se producen en el sistema ya que son ellos y sus familias quienes están invirtiendo.
Sistema sanitario dinámico
En ese escenario, en el que la especialista apuesta por invertir más en prevención, el profesor Laing apunta que
existe un gran desafío, ya que le estás pidiendo a la población que contribuya a una Sanidad que no va a utilizar hasta que tenga 70 años. “Es algo que puede ser muy difícil de asumir para la gente más joven”, concluye.
La representante de las organizaciones de pacientes aboga por
plantear el sistema sanitario sostenible como un universo dinámico en el que cuestionemos todo lo relacionado con la rutina asistencial innecesaria o la innovación que incorporar en los diferentes niveles. “Eso podría ser una solución que se podría ir adaptando a cada contexto y a cada país, porque lo que es valor para un país puede no ser aún alcanzable para otro”, dice.
Cambios asociados a la pandemia
La COVID-19 ha sido otro aspecto que se ha tratado en el debate debido a las grandes consecuencias que ha tenido para el sistema sanitario. Según el profesor Laing, esta situación provocó enormes cambios en la atención sanitaria. El experto
compara la pandemia con un tsunami que trajo consigo una devastación masiva en términos económicos y en vidas humanas de la que aún no lo hemos visto todo.
“Sin embargo, algo que también puso de manifiesto fue
la sostenibilidad y la resistencia del sistema sanitario, así como la necesidad de trabajar e invertir más en ellos”, ha señalado. Asimismo, obligó a los gobiernos a darse cuenta de la importancia de la implicación de los pacientes para mejorar su calidad de vida, “algo que debe garantizar cualquier sistema sanitario”.
A su juicio,
la sostenibilidad sanitaria no se puede lograr sin los pacientes, ese es un aprendizaje que llegó claramente con la pandemia donde los pacientes ganaron en protagonismo y amplificaron su voz. En especial, en el caso de los pacientes crónicos donde la figura del paciente experto tiene un rol esencial.
Cooperación impulsando innovación
La relación más “asociativa” entre los sistemas sanitarios y la industria farmacéutica para el suministro de productos y la colaboración entre profesionales, entre hospitales y entre países, han sido otros aspectos que puso de relieve la pandemia.
“Se produjo una relación y un entendimiento muy diferente,
especialmente en el desarrollo de las vacunas. Tuvieron que trabajar juntos de una forma en la que no solían hacerlo”, dice Laing. Desarrollo de protocolos, impulso de investigaciones, un asombroso intercambio de datos,
el avance digital… todo
en aras de impulsar la Sanidad. “Fue como si se hubieran levantado todas las barreras para que todo el mundo pudiera colaborar”, dice.
Eso demuestra que se puede trabajar juntos para buscar soluciones a problemas reales como los que se plantean y que afectan directamente a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.
Arma de doble filo
Pero… ¿estamos retrocediendo? Pregunta el profesor Laing. Ana Nicholls subraya que algunas áreas, como la adopción digital y la asistencia sanitaria a distancia, sí ha retrocedido, ya que se ha demostrado que no es tan eficiente como podía parecer. “No obstante, ha habido avances como la teleasistencia, la coordinación, la rápida expansión de pruebas y la extensión de poder hacerlas en el domicilio
ofrecen muchas oportunidades de cara al futuro”.
De lo que no hay duda, asegura la directora de operaciones industriales, es de que la pandemia
reveló lo importante que es la atención sanitaria de cara a los pacientes, pero también disminuyó la capacidad de los gobiernos para pagar esa asistencia sanitaria. “Por tanto, creo que ha sido un arma de doble filo”, asegura.
Sostenibilidad medioambiental
No obstante, Nicholls llama la atención sobre la importancia que le han dado los pacientes a la prevención, “una
inversión que se hace en salud, no en Sanidad” y que va ligada a la sostenibilidad medioambiental que pocas veces se tiene en cuenta.
En este ámbito, tenemos, por un lado, el
impacto medioambiental que genera la atención médica en cuanto a emisiones de carbono del sector sanitario, especialmente por parte de los proveedores farmacéuticos. “Creo que no son muy conscientes de la necesidad de controlar las emisiones y evitar el desperdicio de dispositivos que son de un único uso y que tiene que ser desechados de manera especial”, reclama la analista económica.
Un buen ejemplo son los inhaladores que se utilizan en el manejo de las enfermedades respiratorias. Por fortuna, coinciden el profesor Laing y Nicholls, en este campo se está innovando para desarrollar inhaladores que utilicen gases menos contaminantes, algo que también demandan ya tanto médicos como pacientes.
Otro aspecto que ejerce presión en la sostenibilidad ambiental es
el cambio climático que impacta directamente en detrimento de la salud de la población. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mueren 3,2 millones de personas por esta causa. “El cambio climático va a generar una necesidad de atención medica muy alta, sobre todo en los ciudadanos con menos recursos”, asevera Nicholls.