El actual jefe de los servicios médicos del Athletic Club de Bilbao, Josean Lekue, es un enamorado del mundo del deporte en todas sus vertientes. El médico del reciente campeón de la Copa del Rey, se especializó en Medicina del Deporte después de jugar al fútbol en diversos equipos, entre ellos el de su pueblo, Lemoa. Que su dedicación profesional y su afición enamorada vayan de la mano le hace sentirse afortunado por poder desarrollar su atención médica en un contexto laboral extraordinariamente motivante. Reconoce que los servicios médicos tienen la presión normal de los entrenadores y que los futbolistas tienden a ocultar las pequeñas molestias “para no perder oportunidades y poder jugar”. Sostiene que los deportistas, aunque sean de élite, “son ante todo personas”. Cuando se jubile, lo que más echará de menos será el olor al linimento que impregna la sala de los fisioterapeutas y el contacto diario con los jugadores y jugadoras, escuchando sus preocupaciones y expectativas. “Es lo que más añoraré”, recalca.
Los servicios médicos del Athletic Club de Bilbao están compuestos por 31 personas ‒facultativos, masajistas, fisioterapeutas…- que se hacen cargo tanto del primer equipo, masculino y femenino, como de todos los equipos de las categorías inferiores de chicos y chicas. Además, cuentan con tres nutricionistas, integrados en el departamento de Nutrición que, en este momento, es independiente del servicio médico. “En total, en el ámbito sanitario seríamos 34 personas en el club”, explica a EL MÉDICO INTERACTIVO, Josean Lekue, jefe de los servicios médicos del Athletic. De las 31 personas del staff médico del equipo rojiblanco, 28 tienen dedicación exclusiva y solo tres trabajan de forma parcial.
Josean Lekue se incorporó a los servicios médicos del Athletic Club en 2007, tras las elecciones que ganó la candidatura de Fernando García Makua. “En aquel momento se propuso un cambio en el equipo médico y el presidente me propuso liderar esa área. Así accedí al Club”, explica.
¿A dónde llegó antes, al fútbol o a la Medicina?
Primero conocí el fútbol. Soy de Lemoa, un pequeño pueblo de Bizkaia, y jugué a fútbol en el equipo de Lemoa en tercera división. Después lo hice en Durango, en segunda y tercera división. Mi conocimiento del mundo del fútbol fue previo a estudiar la carrera de Medicina. Durante los estudios también seguí jugando y, posteriormente, cuando me especialicé en Medicina del Deporte se dio la circunstancia de que durante muchos años estuve trabajando con muchos deportes, pero no con el fútbol, hasta que llegué al Athletic, donde me ocurre exactamente a la inversa. Ahora trabajo exclusivamente con el fútbol y menos con otras disciplinas deportivas.
Se especializó en Medicina Deportiva. ¿Quien haya practicado antes deporte de élite entiende mejor la Medicina Deportiva o en realidad basta con ser un buen médico?
Creo que haber conocido y haber practicado deporte, en mi caso el fútbol, sí permite entender un poco mejor algunos mecanismos y cuestiones muy internas relacionadas con él. Sí, es verdad que la gente que ha hecho actividad física y deporte durante toda su vida, independientemente de la modalidad, desde el punto de vista de la actitud general y de la predisposición, muestra un perfil diferente, en especial en lo referente a los temas de salud. Porque no hay que olvidar que, tal como vamos viendo cada día con mayor intensidad y frecuencia en referencias en medios generalistas y especializados, la actividad física es la herramienta terapéutica de mayor valor a explotar, por el buen equilibrio entre el costo y su efectividad en la salud.
¿A qué diría que se parece más su actuación sanitaria en un club profesional de fútbol, a la de Atención Primaria (AP), hospitalaria, urgencias, a la de prevención laboral…?
Personalmente siento la Medicina del Deporte que practicamos como una Medicina de Familia aplicada en el ámbito deportivo. En nuestro caso, de los clubes de fútbol. Somos las personas de referencia que tienen nuestros jugadores y jugadoras a los efectos de hacer todo tipo de consultas médicas, suyas y de su círculo familiar más cercano, porque muchas veces nos toca echar una mano en cuestiones familiares que puedan tener. Yo lo comparo con un médico de familia, eso sí, en nuestro caso con una formación muy focalizada en temas como la Traumatología del deporte, en el aspecto de las lesiones, que en volumen es lo que más tiempo y más recursos nos ocupan, desde luego sin omitir otras especialidades. No hay que olvidar que, aunque los deportistas sean de élite, o del nivel que sean, antes que deportistas son personas, y concitan todos los problemas que puedan tener que afrontar cualesquiera otras personas de la sociedad.
¿Su equipo de sanitarios atiende a todos los jugadores, solo a los profesionales o también al personal del club?
En nuestro cupo, nuestros pacientes son todos los jugadores y jugadoras que forman parte de la estructura del club, desde los primeros equipos profesionales hasta el último equipo alevín masculino o el último equipo infantil femenino. Ese es nuestro foco de atención principal. Obviamente, y dado que en estos momentos en el
staff tenemos un montón de técnicos, también nos hacemos cargo de la salud general de muchos de los técnicos, sobre todo, en cuestión de lesiones que puedan sufrir dentro de su práctica profesional.
¿Mantienen conciertos sanitarios con Osakidetza y con el IMQ?
Con el IMQ la relación es muy estrecha, porque es un patrocinador fundamental y nuestro proveedor habitual de recursos sanitarios. Para las pruebas de imagen diagnóstica recurrimos fundamentalmente a la estructura del IMQ. Pero también tenemos conciertos con Osakidetza, porque para ciertos problemas médicos en el nivel más complejo, como traumatismos craneoencefálicos graves o enfermedades con repercusión clínica grave, Osakidetza es quien mejores recursos nos aporta.
¿Cuáles suelen ser los problemas sanitarios que más atienden, musculoesqueléticos, golpes, traumas, problemas cardiorrespiratorios o también dietéticos, de prevención, infecciones…?
Todas las variantes que acabas de citar entran dentro de nuestro abanico. Si los tenemos que ordenar en función del volumen, te diría que la mayor cantidad de problemas que tenemos que atender son los relacionados con lesiones. Es decir, afecciones del sistema musculoesquelético, y, dentro de ellos, el grupo de lesiones que más nos asolan son las musculares. En segundo lugar, lesiones articulares y, en tercer lugar, las contusiones y golpes de toda naturaleza. A otro nivel, hay patología tendinosa, ósea y de partes blandas. Pero sin duda, lesión muscular, lesión articular y contusiones constituyen nuestros problemas más importantes. También damos mucha importancia a toda la esfera de la valoración cardiovascular, puesto que cada temporada tenemos que garantizar que todos nuestros jugadores/as estén exentos de factores de riesgo que puedan poner en peligro su integridad. De forma que esa es otra de las áreas en donde, aunque no con tanto volumen de recursos, sí tenemos que poner con mucha frecuencia el foco de nuestra asistencia.
Ha crecido el número de jugadores femeninas. ¿Tienen servicios especiales para ellas?
Al margen de estas grandes áreas, te diría que cualquier otra especialidad médica a lo largo de la temporada nos plantea necesidades, porque todos nuestros jugadores y jugadoras antes que futbolistas son personas. Así que últimamente también estamos haciendo una atención muy focalizada, porque ha crecido mucho el número de jugadoras que tenemos en el club, de modo que hemos abierto una sección de mujer y salud, muy dirigida al control del ciclo menstrual y de las alteraciones ginecológicas que puedan tener impactos negativos de salud sobre el rendimiento. Además, tenemos una sección muy importante para nosotros en relación al crecimiento y maduración en nuestros jugadores/as más jóvenes, porque eso condiciona tanto los procesos de selección deportiva como de entrenamiento y de la propia
lesionabilidad, porque, como antes decía, es cierto que las lesiones más frecuentes son musculares, articulares y contusiones, salvo en las edades más jóvenes, en las cuales lo que más vemos son patología del crecimiento.
¿Le suelen meter mucha presión los entrenadores para que aceleren la recuperación de los jugadores?
Nosotros vivimos sometidos a una presión normal. Sí, tenemos presión, pero entra dentro de la misma presión que cualquier sanitario ante un paciente o la familia del paciente que exige determinada atención. Sí, en nuestro caso se suma el tiempo, porque el factor tiempo es determinante en el fútbol profesional y, obviamente, sí, hay muchos momentos en los que tenemos disparidad de criterios y debemos discutirlos con paciencia y tranquilidad.
¿Suelen intentar los jugadores “engañarle y hacerse los duros” para que no les den la baja y poder jugar el siguiente partido?
Muchas veces hablo con mis compañeros de AP que tienen mucha experiencia en atención de bajas y Medicina Laboral, y nuestra perspectiva es completamente distinta. Nuestro problema es que muchos de nuestros jugadores ocultan dolores pequeños y molestias incipientes por miedo a que eso les deje fuera de entrenar, fuera de jugar y, por lo tanto, perder oportunidades. Nuestro escenario es el contrario al que contemplan nuestros compañeros de AP que atienden a gente que, muchas veces, va a solicitar una baja e intenta alargarla de una forma más o menos artificial.
Con tanta “pasta” y prestigio en juego, ¿puede existir el tacticismo sanitario, decir que tal jugador está mal para despistar al contrario y luego sale al campo en perfectas condiciones?
No llegamos a ese nivel. Puedes encontrarte con entrenadores o con alguna circunstancia concreta en la que se pretenda que la información sea un poco más reservada a lo que la normativa legal nos obliga que sea, pero esa no es una gestión que se dé con frecuencia en el mundo del fútbol profesional. O al menos en mi experiencia profesional tengo que decir que no.
Muchos jugadores retirados tienen secuelas notables, ¿el deporte profesional es una actividad de alto riesgo sanitario?
La pregunta es muy procedente y la respuesta muy compleja. Te diría que la actividad profesional sí tiene un riesgo más elevado que otras actividades profesionales, obviamente; sobre todo, en aquellos casos que se trate de jugadores o jugadoras que han sufrido una secuencia de lesiones importantes, que suele ser muy frecuente. Pero tenemos que colocar el riesgo en el aparato locomotor, porque desde el punto de vista de la protección cardiovascular o de la salud general hay mucha evidencia científica que señala que quien haya desarrollado una vida deportiva profesional muestra un nivel de protección general muy elevado, no en el aparato locomotor, pero sí en el resto de esferas de salud. Habría que señalar algunas excepciones, pero me inclino a pensar que es mayor el beneficio general que el perjuicio en el aparato locomotor, donde en algunos casos sí que es cierto que te obliga a situaciones de implante de prótesis a gente de relativa juventud.
¿Hay alguna característica de tipo muscular, o física en general, en la cantera vasca para que salgan tantos y buenos jugadores de fútbol generación tras generación?
No sería capaz de decir que hubiera alguna característica física que destacase por encima de otras. Posiblemente me sumo más al efecto que tiene la tradición y el legado que recibimos cada una de las personas que trabajamos en este club de las generaciones anteriores. La formación es un proceso en el que creemos profundamente y, sinceramente, eso hace que en el caso concreto de los porteros haya circunstancias excepcionales. Ahora estamos viviendo en nuestro club unas circunstancias extraordinarias, como que en los últimos cinco o seis años hayan pasado cuatro porteros de nivel internacional. Pero más allá de esa circunstancia, que no es fácil que se repita en el tiempo, no veo razón física. A lo que hago referencia, sobre todo, es a la fuerza que tiene el hilo de transmisión del proceso de formación, que un proceso esencial que vivimos todos en el club, por encima de cualquier otra característica.
¿Qué es lo que más le gusta de su actividad y lo que menos?
Realmente me siento muy afortunado, porque soy un enamorado del mundo del deporte, me encanta el fútbol y creo que el contacto diario con personas jóvenes con problemas de toda naturaleza es un contexto laboral extraordinariamente motivante. Si a eso le añades, como ocurre en este tramo de la temporada, que el primer equipo masculino, que es nuestro estandarte fundamental, te va procurando y transmitiendo emociones tan grandes en muchos momentos y por muchos motivos, pues me reafirmo en que soy afortunado y que disfruto mucho con mi trabajo.
Poderoso caballero es don dinero. ¿Haría usted un Jon Rahm o un Nadal a lo árabe?
No me atrevo a decir que no del todo, pero, claro, por la edad, a cinco o diez años de mi jubilación, más bien te diría que no, que mi perspectiva laboral y vital va por otros derroteros en este momento.
¿Qué echará en falta cuando se retire?
El día a día, el contacto con personas, que es lo que yo creo que a todos los que hemos circulado por una formación humanista nos procura muchísima satisfacción. Echaré de menos el olor de linimento que impregna la sala de los fisioterapeutas, el contacto con los jugadores y jugadoras escuchando sus preocupaciones y expectativas. Eso es lo que echaré de menos.