Un total de 371.934 personas
murieron en España
en 2004, es decir, 12.894 menos
que las registradas en
2003. De este modo, la tasa
bruta de mortalidad se situó
en 871,2 fallecidos por cada
100.000 habitantes, lo que supone
un descenso del 4,9%
respecto a 2003, año en el
que la tasa de mortalidad fue
más alta debido, principalmente,
a la ola de calor de
aquel verano. Estos son los últimos
datos sobre mortalidad
en nuestro país hechos públicos
recientemente por el Instituto
Nacional de Estadística
(INE).
Las enfermedades cardiovasculares
se mantuvieron como
primera causa de muerte
(una de cada tres). Dentro de
este grupo, las enfermedades
isquémicas del corazón (infarto
agudo de miocardio, angina
de pecho, etc.) fueron, de
nuevo, la primera causa de
muerte entre los hombres,
mientras las enfermedades
cerebrovasculares fueron el
principal motivo de fallecimiento
entre las mujeres.
Los tumores se mantuvieron
en segundo lugar. En
las mujeres, el cáncer de
mama volvió a ser el más
significativo, seguido del
cáncer de colon y el de estómago.
El cáncer de pulmón,
primero en importancia
en los hombres,
continuó su tendencia creciente;
no obstante, continuó
incrementándose mucho
más en las mujeres. El
segundo tipo de cáncer en
importancia de los varones
fue el de próstata, seguido
del cáncer de colon y el de
estómago.
Envejecimiento
Según el INE, la mortalidad
está directamente relacionada
con el envejecimiento de
la población y así lo reflejan
los datos por comunidades
autónomas. En el año 2004
las tasas más elevadas de fallecidos
por cada 100.000 habitantes
correspondieron a
Asturias, Castilla y León y
Aragón.
Asturias tuvo las tasas de
mortalidad más elevadas en
ocho de las 16 principales
causas de muerte: enfermedades
isquémicas del corazón,
cáncer de pulmón, enfermedades
crónicas de las
vías respiratorias inferiores,
demencia, cáncer de colon,
enfermedad de Alzheimer, enfermedad
hipertensiva y cáncer
de mama.
En Aragón se registraron
los índices más altos en insuficiencia
renal, Galicia tuvo
las tasas más elevadas de defunciones
por enfermedades
cerebrovasculares, insuficiencia
cardiaca y cáncer de próstata,
y Castilla y León figuró
en primera posición en fallecimientos
por cáncer de estómago.