Con la protección que asegura el preservativo utilizado de forma correcta no sólo se puede disfrutar de las relaciones sexuales, sino que además se levanta una barrera prácticamente insalvable frente al sida y otras enfermedades de transmisión sexual y a los embarazos no deseados.
La idea de preservativo es muy antigua, tanto que hace cientos de años nuestros antepasados encontraron en las vejigas de los cerdos la manera de controlar su natalidad. Por suerte, la ciencia y la tecnología han dado pasos de gigante y hoy disponemos de preservativos de látex (goma), el que usa la mayoría, y sintético de poliuretano (plástico), para las personas con alergia al látex. Ambos son seguros pero no infalibles y los datos hablan de una tasa de fallos accidentales de entre el 2 y el 12 por ciento que se producen, fundamentalmente, por un uso inadecuado.
Basta con conocer las causas más comunes por las que un preservativo se acaba rompiendo para darse cuenta de ello: aplicación de lubricantes oleosos, daños provocados por las uñas u otros objetos afilados, espacio inadecuado o presencia de aire en la punta del condón, existencia de piercings en los genitales, desenrollamiento incorrecto del preservativo, conservación inadecuada, caducidad del condón y reutilización del mismo.
Máximas garantías
Pero no sólo hemos de preocuparnos por la seguridad cuando llegue la hora de colocarlo sino también antes, a la hora de adquirirlo. Para curarse en salud, lo mejor es comprarlos en farmacias o en lugares que ofrezcan las máximas garantías. Es necesario comprobar que no están caducados (la fecha de caducidad aparece en la caja y en cada preservativo), que están homologados por las autoridades sanitarias y que en el envase figura la marca CE.
Una vez comprobado que los preservativos cumplen con los requisitos exigidos, llega la hora de guardarlos en un lugar fresco y seco en el que estén protegidos del calor, la luz y la humedad excesiva. El bolsillo del pantalón, la guantera del coche o las carteras están muy lejos de cumplir con estos requisitos.
Un preservativo es de usar y tirar, es decir, se usa sólo una vez y debe utilizarse uno nuevo por cada erección. Usar dos condones a la vez no es recomendable, ya que con el roce de ambos se pueden romper con más facilidad. Por último, hay que saber que algunos medicamentos de aplicación tópica pueden afectar a la eficacia de los preservativos de látex, por lo que en estos casos es recomendable consultar con el farmacéutico.