Los pacientes de ataque cardiaco que se han sometido previamente a cirugía de injerto de derivación de la arteria coronaria son menos propensos que otros pacientes de ataque cardiaco, incluyendo aquellos con angioplastia previa, a ser tratados dentro de los 90 minutos recomendados de tiempo de puerta-balón, según un estudio publicado en 'JACC: Cardiovascular Interventions'. El tiempo puerta-balón se refiere al tiempo de la llegada de un paciente al hospital hasta el tratamiento para restablecer el flujo sanguíneo hacia el corazón con una angioplastia y la colocación de un stent.
Con datos del Registro Nacional de Datos Cardiovasculares CathPCI vinculados con el Registro de ACTION GWTG, los investigadores examinaron la información de 15.628 pacientes con ataques cardiacos tratados en 297 hospitales de Estados Unidos entre junio de 2009 y septiembre de 2011. De ellos, el 6 por ciento tenía antecedentes de cirugía de revascularización coronaria, el 19 por ciento se había sometido a una angioplastia previa, y el 75 por ciento no presentaba procedimientos anteriores.
Los pacientes de ataque cardiaco con revascularización previa a través de la cirugía eran mayores, con una edad promedio de 66 años, que aquellos con angioplastia previa, con un promedio de 60 años de edad, o sin ningún tipo de intervenciones anteriores, que rondan los 59 años; y eran más propensos a presentar otros problemas de salud, incluyendo presión arterial alta, colesterol alto y diabetes.
Los resultados mostraron que el 76 por ciento de los pacientes con revascularización previa mediante cirugía a corazón abierto fueron tratados dentro de los 90 minutos en tiempo puerta-balón recomendados en comparación con el 88,5 por ciento de los pacientes con angioplastia previa y el 88 por ciento de los pacientes sin intervenciones anteriores.
El tiempo puerta-balón se logró en el 90 por ciento de los pacientes con una historia previa de angioplastia con stent cuando la nueva lesión estaba localizada en el stent previo y en el 87,3 por ciento de los pacientes si la lesión estaba en una zona diferente al lugar del stent. Para aquellos con cirugía de injerto de bypass, el 75,9 por ciento tenía la angioplastia realizada dentro de los 90 minutos cuando la nueva lesión estaba en el sitio del injerto, al igual que el 77 por ciento si la lesión está en un nuevo vaso sanguíneo.
En general, el 88,3 por ciento de los pacientes en el grupo de cirugía previa tenía procedimientos exitosos en comparación con el 93,4 por ciento de los que tenían una angioplastia previa y el 94,4 por ciento de los pacientes sin intervenciones previas. Después de ajustar las diferencias clínicas y procedimientos, el estudio no encontró diferencias significativas en la mortalidad hospitalaria, los principales eventos adversos y hemorragia mayor entre los tres grupos.
El autor principal de la investigación, Luis Gruberg, profesor de Medicina en la Universidad de Stony Brook en Nueva York, Estados Unidos, señala que los pacientes con antecedentes de cirugía de revascularización coronaria tienen una anatomía más compleja y más comorbilidades y, por lo tanto, tienen un mayor tiempo puerta-balón en comparación con los otros grupos en el estudio. 'No obstante, debe hacerse todo lo posible para mejorar la oportunidad en los pacientes con antecedentes de cirugía de revascularización coronaria previa', apunta Gruberg.
El retraso en el tiempo puerta-balón para los pacientes con injerto de bypass previo tiene implicaciones importantes para salvar el músculo del corazón, explica en un editorial que acompaña al estudio el profesor de Medicina de la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory, en Atlanta, Estados Unidos, John S. Douglas Jr. A su juicio, el estudio 'debe interpretarse como un llamamiento a la acción' con el objetivo de dar el tratamiento lo antes posible a todos los pacientes de ataque cardiaco, incluyendo aquellos que tienen cirugía coronaria previa de revascularización.