En estos últimos tiempos, en la gran mayoría de foros sanitarios, cuando se habla de los grandes retos del sistema, sin duda, se pone sobre la mesa el problema de la falta de profesionales de la Medicina. No solo a nivel nacional, sino que es un problema compartido con Europa. Sin embargo, a veces ocuparse de lo urgente, como es la sobrecarga asistencial y el burn out de los sanitarios, impide ver lo que está por venir. Y es como la salud digital va a cambiar la realidad de los recursos humanos de los sistemas de salud a nivel global.
Parte de la paradoja es que herramientas como la inteligencia artificial van a permitir reducir la necesidad de especialistas médicos. En concreto, porque eliminarán la sobrecarga del trabajo mecánico y permitirán que el especialista se centre en otras cuestiones. Así, a menor carga de trabajo, serán necesarios menos trabajadores. Algo que podría suponer una solución ante del déficit de especialistas. Sin embargo, la implantación de estas herramientas en el sector salud supone la necesidad de contar con otros perfiles profesionales de los que no se dispone. Un problema que también empieza a ser acuciante.
Como se exponía en el marco en el marco de Transfiere 2024, organizado por EIT Health Spain, la industria sanitaria en España no encuentra los perfiles que necesita en un 82 por ciento de los casos. Todo ello debido al crecimiento sostenido de esta industria y al cambio de competencias necesarias que precisa la innovación sanitaria.
Precisamente en dicho encuentro, los expertos apuntaban a que la industria sanitaria se enfrenta a tres grandes retos con un impacto decisivo en su futura competitividad: el imparable desarrollo tecnológico, la transición digital y la transición verde. Pero para dar una respuesta adecuada a los mismos, el sector necesita profesionales capacitados que puedan comprender y aprovechar tecnologías como la IA, el big data o la robótica de manera efectiva.
¿Cómo puede ayudar la IA a la crisis de los RR.HH.?
De esta forma, los grandes retos de la innovación sanitaria pasan por optimizar el tiempo que emplean los profesionales en el uso de la tecnología, el cambio en la relación paciente-profesional sanitario, la búsqueda de la mejora de la experiencia con el sistema sanitario, la consecución de una medicina personalizada, predictiva y de precisión, y el análisis de los datos de salud para obtener indicadores de cuidado de la salud basados en valor, entre otros. La pregunta es, ¿cómo puede la salud digital aportar soluciones a los mismos? ¿Cómo va a influir en el día a día de los profesionales? “Lo que pasará es que la IA nos liberará de ciertas tareas repetitivas, mecánicas, que son carentes de valor para la salud de los ciudadanos y modificará flujos de trabajo para rentabilizar el tiempo y ganar en resultados en salud. Lógicamente hay que estar vigilantes de que el uso de estas herramientas sea beneficioso para la sociedad en su conjunto y no menoscabe la confianza que sustenta la relación médico-paciente, ni elimine los principios éticos inherentes al ejercicio de la profesión médica. Estas son las líneas rojas que no hay que atravesar”, comenta para la Revista El Médico Mª Isabel Moya, vicepresidenta primera de la OMC. Sin embargo, la experta deja claro que “los errores cometidos en la planificación de los recursos humanos no se van a corregir con la IA. Lo que sí puede hacer la IA es aumentar la calidad en la atención. Ese es el objetivo”. Así, la clave es que ahora los recursos humanos del sistema, tanto los médicos como otros profesionales, puedan centrar sus capacidades en aquello que aporta más valor. En el caso del profesional médico, la salud digital puede ser un aliado para lograr “crear ese espacio de confianza con el paciente, dedicarle el tiempo necesario para hablar con él, para conocer su entorno, su contexto psicosocial, para consensuar con él las decisiones”, según la experta de la OMC. Mientras, se espera que la IA haga los trabajos administrativos que nunca debieron asumirse por el médico, además de priorizar las tareas por nivel de importancia clasificar pacientes por riesgos, y ofrecer más rápidamente información procedente de la integración de datos de distintas fuentes. “Esto le alertará de las urgencias, mejorará el diagnóstico por imagen, permitirá la medicina personalizada en base al código genético de cada uno. En definitiva, la IA será el vehículo por el cual podamos desplegar una verdadera medicina preventiva, predictiva, personalizada, de precisión y participativa”, insiste la vicepresidenta primera de la OMC. Sin embargo, aunque las expectativas parecen buenas, lo cierto es que los profesionales no están del todo convencidos de este cambio. Así, según un nuevo estudio de Sony Healthcare Europe realizado a 600 oncólogos y cirujanos del Reino Unido, Alemania, Francia, España, Italia y los países nórdicos, los profesionales médicos en España son pesimistas en lo que respecta al papel que puede desempeñar la tecnología para eliminar la sobrecarga asistencial. Así, el 72 por ciento cree que tiene un papel vital, un descenso del 21 por ciento desde el año pasado.Una mayor eficiencia, si sabemos encauzarla
Esta era, de hecho, la idea que sobrevolaba durante la última reunión de Inforsalud 2024, organizada por la Sociedad Española de Informática de la Salud. En la misma, María Fe Lapeña, subdirectora general de Servicios Digitales de Salud del Ministerio de Sanidad, recordaba que, por el momento, los algoritmos, sobre todo aquellos que influyen en la decisión médica, “solo son una ayuda más, no sustituyen en ningún caso al profesional, solo es un elemento más de apoyo”. No obstante, llegará un momento en el que estas herramientas se plantean como un servicio dentro de la cartera de servicios, para lo que tendrá que pasar por los cauces adecuados para “velar por la seguridad de los pacientes y la garantía de la buena asistencia médica”. Por otra parte, Mercedes Alfaro, subdirectora general de Información Sanitaria del Ministerio de Sanidad, insistía en que la digitalización es la ocasión de oro de la Sanidad. “Ahora no tenemos excusa. La digitalización puede ser parte de la respuesta, haciendo más eficiente no solo la atención sanitaria, sino también las políticas de prevención y promoción de la salud”. Este es otro de los caminos por recorrer, conseguir que la salud digital no solo aborde el proceso de enfermedad, sino que ayude a evitar la misma. Y por ende, se reduzca la sobrecarga asistencial. Todo ello, dando valor a la labor de los profesionales de Salud Pública y Preventiva, pero también a los de Atención Primaria, que no siempre disponen de tiempo para sus tareas de Educación en Salud. Como ejemplo reciente, cabe citar el proyecto europeo EprObes, que utiliza una metodología basada en inteligencia artificial para prevenir la obesidad a través de la identificación temprana de biomarcadores, factores de riesgo, pronóstico e intervención. Para ello, se están analizando los datos de series temporales de las cohortes de muestra y realizar predicciones sobre el riesgo de desarrollo de obesidad en un período específico se utilizarán modelos de IA, como los de redes neurales artificiales o recurrentes o los de memoria extendida de corto-medio plazo. Estas herramientas ayudarán a encontrar esos “patrones escondidos” que pasan desapercibidos con los métodos estadísticos tradicionales. Sobre esta idea insistía Mercedes Alfaro. “La Comisión Europea dice que los sistemas sanitarios se tienen que reorganizar muy apoyados en la digitalización como uno de los recursos que puede ayudar a la sostenibilidad de estos sistemas”. Pero para que realmente sea útil, esto pasa por formar a los profesionales y a los propios pacientes, “con una educación sanitaria también asistida por las TIC”, insistía. Aun así, Alfaro reseñaba que “el cambio de modelo es una decisión que transciende al ámbito tecnológico”. Es decir, la tecnología puede ser un recurso, pero para que sea útil lo que es necesario es marcar las líneas para un nuevo modelo de atención sanitaria.Formarse en capacidades digitales y mejorar la comunicación
Para adaptarse a esta verdadera transformación digital, no solo es necesario crear estrategias e iniciar proyectos. No solo es urgente invertir en recursos e infraestructuras. También hay que trabajar en la transformación del capital humano. Es decir, que no solo se trata de apostar por nuevos perfiles profesionales, sino que también hay que adaptar los ya existentes, formando a los profesionales sanitarios en el uso de las nuevas tecnologías que van a cambiar indudablemente sus dinámicas de trabajo. Sobre esta cuestión, Mª Isabel Moya explica que “uno de los mayores desafíos en la transformación digital en salud es la formación de los profesionales. Urge un Plan Nacional de Formación en Competencias Digitales para los profesionales sanitarios en activo, formal y coordinado, y reformular los programas curriculares de los estudios universitarios y de formación especializada para adecuar los conocimientos, habilidades y actitudes de los médicos para ejercer la Medicina del futuro”. En esta línea, en Inforsalud 2024 se ponía de manifiesto la idea de que no se trata solo de mejorar las capacidades digitales de los sanitarios, sino de que también aprendan de herramientas como la inteligencia artificial, nuevas formas de comunicarse con el paciente. Así, Javier García Alegría, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (FACME) recordaba que existen múltiples estudios que comparan la percepción del paciente ante interacciones con Chat GPT u otros asistentes virtuales y con los propios profesionales. “En los mismos Chat GPT gana por goleada en cuanto a cómo valoran los pacientes la empatía y calidad percibida. Esto nos tiene que servir para tomar decisiones”. Como ejemplo de estas declaraciones, cabe recordar un estudio publicado en JAMA en abril de 2023, según el cual las respuestas del Chat GPT fueron preferidas a las respuestas de los médicos y obtuvieron calificaciones significativamente más altas tanto en calidad como en empatía. En la misma línea, a principios de este 2024, la inteligencia artificial desarrollada por Google, AIME, también demostró ser más precisa en diagnósticos y empática con sus pacientes que un médico humano, tal y como se publicaba en Nature. Así, como reflexionaba Jose Luis Portero, director médico de Iberia Abbott Diabetes Care, “tenemos un problema de humanización y se lo hemos cargado a la tecnología, pero el problema lo tenemos los humanos”.El miedo al cambio
Realmente, uno de los grandes hándicaps no es solo la falta de formación estructurada, sino el miedo a una novedad que realmente supone un antes y un después en el rol del profesional. Porque no se trata de aprender solo nuevas competencias o de apostar por la formación continuada. Se trata de ser parte de una verdadera transformación del sistema, para que ese cambio realmente se traduzca en algo positivo. Juan Carlos Oliva Pérez, director gerente de la Fundación Rioja Salud, recordaba en Inforsalud: “No es lo mismo digitalizar, que apostar por una transformación digital. Transformación implica cambio, implica que esos cambios aporten resultados en salud de verdad”. La cuestión es cómo vencer ese miedo al cambio que persiste entre una parte de los profesionales. A este respecto, David Álvarez, director de salud digital en Siemens, reflexionaba que “muchas veces escuchamos que el radiólogo o el patólogo desaparecerán, pero no cambia la figura, lo que cambia es el papel de esa figura. Cada vez hay más necesidad de radiólogos y patólogos, lo que cambia es su función y la forma de enfocar su trabajo”. Sobre esta cuestión vuelve a opinar la vicepresidenta primera de la OMC. “Es habitual resistirse a los cambios, máxime si son disruptivos, generan incertidumbre. Sobre todo, cuando no se cuenta con la opinión y capacitación de los profesionales para su despliegue”. Otro de los miedos es que la salud digital no cumpla su promesa y se convierta en un nuevo ladrón del tiempo, como ya pasó con la historia clínica digital, tal y como recuerda la experta. “La digitalización de los procesos en Sanidad supuso más burocracia y un robo de tiempo para la relación médico-paciente. Es muy importante que la transformación digital en salud no implique carga de trabajo para el médico sino todo lo contrario. Es cierto que los datos aportan mayor información si están estructurados y existe estandarización en los registros pero la tecnología está evolucionada, por ejemplo con el procesamiento del lenguaje natural, para superar los déficits en este sentido. Los profesionales deben adquirir las competencias y la formación necesaria para desenvolverse en este nuevo escenario y ser conscientes de la importancia del registro estandarizado y de calidad de los datos”.El papel de los médicos en la adaptación digital
De esta forma, la experta insiste en que para vencer el miedo al cambio hace falta que los profesionales participen del diseño de esta transformación hacia una verdadera salud digital. “El papel de los médicos es imprescindible. No olvidemos que son herramientas de apoyo a la decisión que finalmente trasladaremos al paciente. Por tanto, no deberían desarrollarse e implementarse sin la participación y/o valoración clínica pertinente. Hay centenares de miles de aplicaciones en salud cuyo impacto en la salud o en los resultados en salud son nulos o ausentes y es por su perspectiva meramente comercial”, insiste Mª Isabel Moya. Así, en Inforsalud 2024, Margarita Bujosa, directora del área de profesionales y relaciones laborales de la Consejería de Salud de las Islas Baleares, apuntaba que “es un proceso complejo, ya que supone cambiar la metodología trabajo, la forma de trabajar en el sistema, por lo que es necesario contar con nuestros profesionales para que participen e involucrarlos en la transformación. Es cierto que es necesario elaborar estrategias de reclutamiento de nuevos perfiles, pero también es importante trabajar por mantener el talento que tenemos en la organización”. Igualmente, Javier García Alegría, presidente de FACME, veía necesario hacer partícipes a los profesionales también en el diseño o en las propuestas de diseño de estas innovaciones. “Sería clave que las empresas o instituciones que desarrollan esta tecnología contaran con los profesionales, porque tienen que dar la perspectiva del uso real”. Por ejemplo, citaba que podrían hacerse propuestas de necesidades más urgentes como es la creación de algoritmos para ayudar en la toma de decisión para la prescripción de medicación. “Es imposible estar al día de todo el conocimiento científico actualizado. Sería necesario tener una herramienta de ayuda a la prescripción donde salte una alerta de interacciones, o riesgos por antecedentes del paciente, etc”. Este es solo un ejemplo de cómo contar con la experiencia del día a día puede ayudar a crear una hoja de ruta sobre cuáles son realmente las necesidades, porque si no puede generarse mucha innovación, que acabe aportando más bien poco. En esta línea, Benigno Rosón Calvo, subdirector general de sistemas y tecnologías de la Información del Servicio Gallego de Salud, insistía en que, aunque están llegando más recursos, la realidad es que las estructuras siguen tensionadas, y en un momento en el que es necesario reclutar más profesionales de diferentes perfiles para esta transformación “se nos están yendo al sector privado”. Tal y como apuntaba Luis Santiago, subdirector TIC del Hospital Virgen del Rocío, “antes los expertos en informática de la salud se formaban en la empresa privada y cuando se familiarizaban con el sector los fichábamos. Ahora es el revés, formamos nosotros y se van a la empresa privada después porque cobran más”. Motivar a los profesionales de la salud e involucrarles en esta transformación digital, para que vean sus beneficios, además de ofrecerles formación para adaptarles al cambio, es también una forma de retener talento.Cómo plantearse la creación de nuevos perfiles profesionales
Dando un paso más sobre estos retos, Marisa Sánchez, gerente del área V del Servicio de Salud del Principado de Asturias, remarcaba en Inforsalud 2024 que “hay que desarrollar dentro de las plantillas de los centros sanitarios, otras categorías profesionales que hoy no forman parte de las platillas habituales, como los bioinformáticos. Hay que ir pensando en que se tiene que incorporar a trabajar a nuestro lado otras categorías profesionales que hoy no están”. Y ese es el otro gran reto, que si bien la innovación viene a solucionar el déficit de especialistas, ha generado un nuevo déficit en expertos en salud digital. Así, en Inforsalud 2024, parte de debate giraba en torno a la necesidad de crear nuevos perfiles o de buscar formas colaborativas de trabajo. Es decir, apostar por perfiles mixtos o por la creación realmente de grados y puestos especializados. Por su parte, Celia Gomez Gónzalez, directora general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, aportaba que ahora que hay que hacer una revisión del catálogo de categorías profesionales es un buen momento para abordar cómo gestionar estos nuevos perfiles, reconociendo que aunque los profesionales sanitarios están muy estructurados, por ejemplo, no ocurre lo mismo con el personal de gestión y servicios de los hospitales. Incluso advertía que “todavía hay CC.AA. que no tienen creadas categorías o no están claramente definidas y generan problemas”. Es por ello que es un área en la que hay mucho por hacer. Entre las posibles vías la experta manejaba diversas alternativas como una formación de grado o postgrado para una capacitación reconocida. También la vía de la formación continuada con diplomas de acreditación que reconozcan dominios y competencias concretas. Incluso plantearse un Área de Capacitación Específica que pudiera ser multiespecialidad, como la informática médica. Y como no, la creación de un MIR versión informático de la salud o ingeniero biomédico con un itinerario formativo concreto y plazas específicos en los centros sanitarios, aunque quizás sea la opción menos realista. Un ejemplo de este trabajo colaborativo lo ponía sobre la mesa Ana Ripoll, catedrática de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad de Barcelona y presidenta de Bioinformatics Barcelona (BIB). Precisamente, al respecto de último cargo, la experta recordaba que surgió como una iniciativa de 15 instituciones y ahora lo conforman más de 70. Desde su perspectiva, el reto está en que médicos y tecnólogos, bioinformáticos o ingenieros hablan diferentes idiomas y por eso a veces es difícil trabajar de forma conjunta. BIB es un ejemplo de creación de proyectos conjuntos, “aun con vocabularios y formaciones diferentes. A veces avanzamos lentamente, pero lo que hay que hacer es generar profesionales que hablen el mismo lenguaje y puedan dar lugar a puntos de entendimiento común”. De cara al futuro, Benigno Rosón Calvo, subdirector general de sistemas y tecnologías de la información del Servicio Gallego de Salud aportaba que no solo se trata de los perfiles actuales, sino también de mirar hacia las generaciones que están por llegar. “Tenemos que adaptarnos a perfiles más jóvenes, con otra forma de entender su trabajo y no lo estamos haciendo, por eso se van todos al sector privado. Hemos cogido el carro de Europa y es un momento dulce de aprovechar este empuje. Ahora, lo que tenemos que hacer es solidificar esas estructuras para que esto sea sostenible”, concluía el experto como reflexión final.Fuentes
- El Médico Interactivo
- Transfiere 2024
- Entrevista Mª Isabel Moya, vicepresidenta primera de la OMC.
- Sony Healthcare Europe
- Inforsalud2024
- https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/article-abstract/2804309
- https://www.nature.com/articles/d41586-024-00099-4