Es consabido por todos que el acné es una de las enfermedades dermatológicas más comunes, y es que lejos de afectar sólo a los adolescentes, también es un trastorno común en adultos. En términos más clínicos, el acné se traduce en un trastorno inflamatorio de la unidad pilosebácea, que se manifiesta como lesiones no inflamatorias. Habitualmente, una de las principales opciones de tratamiento, para aquellos casos más severos, son los antibióticos.
Si recientemente se celebraba el Día Europeo sobre el Buen Uso de los Antibióticos y el Ministerio de Sanidad ponía en marcha el Plan Nacional Estratégico para reducir el riesgo de resistencias antimicrobianas, cabe decir que en la terapia para el acné, el uso generalizado de antibióticos (principalmente antibióticos tópicos) ha llevado a un aumento de la prevalencia en todo el mundo de las cepas resistentes de Propionibacterium acnes (P. acnes) y es un factor que contribuye al problema de la resistencia antimicrobiana global.
En términos generales, la resistencia antibacteriana ha sido un problema importante para la salud. La excesiva prescripción de antibióticos, sobre todo en el caso de catarros, ha contribuido a un aumento exponencial excesivo, que de no frenarse, podría tener graves implicaciones para la salud global. Muchas infecciones comunes se harán difíciles o imposibles de tratar y los procedimientos quirúrgicos rutinarios podrían poner en peligro la vida. En el caso concreto del acné, la aparición de la resistencia antibacteriana ha ocasionado fallos en el tratamiento, descensos en la respuesta de los pacientes, y ha provocado la resistencia en múltiples cepas bacterianas, desarrollándose en otras partes del cuerpo y propagándose dentro de la comunidad.
Nuevas opciones terapéuticas
Sí se ha observado que el aumento de las cepas de Propionibacterium acnes (P. acnes) resistentes al antibiótico está relacionado con el uso excesivo de antibióticos para el tratamiento del acné, el camino está en valorar otras opciones terapéuticas.
Actualmente, los tratamientos disponibles para el acné en general pueden dividirse en dos clases 'orales y tópicos' e incluyen antibióticos orales y tópicos, mientras que las estrategias de tratamiento están orientadas a uno o más de los cuatro factores patogénicos principales del acné.
Entre estos tratamientos destaca el uso de Peróxido de Benzoilo (PBO), que al no estar asociado a la resistencia antibiótica, resulta una estrategia eficaz para evitar el uso innecesario de antibióticos. La novedad en este sentido llega con la posibilidad de combinar el peróxido de benzoilo con un retinoide tópico (tal como el adapaleno en EPIDUO), el cual puede mejorar los resultados a través de los modos de acción complementarios, que van dirigidos a 3 de los 4 factores patofisiológicos del acné.
EPIDUO, de Galderma, es una terapia tópica para el acné a dosis fija. Sus principios activos son el retinoide tópico adapaleno y el PBO. Actualmente el adapaleno es el único retinoide tópico para formularse con PBO. Se trata de un tratamiento de primera línea, que en su uso combinado permite un mayor efecto, y resulta esencial para la terapia de mantenimiento. Si bien es cierto que en caso de severidad aguda, si se combina con antibióticos orales, estas terapias combinadas son menos dadas a crear resistencias que las monoterapias con antibióticos. Se trata de una terapia de acción rápida, con resultados visibles a las 4 semanas de tratamiento, y que resulta eficaz en todos los grupos de edad y diferentes etnias, teniendo un perfil de seguridad bien tolerado, y que también se utiliza para prevenir las recaídas. Además, como resulta más cómodo para el paciente, tiene como consecuencia mejores resultados en la adherencia.