Los tumores cerebrales representan entre el 1,4 y el dos por ciento de todas las neoplasias de los adultos, y, de manera más acusada, entre el 19 y el 20 por ciento de todos los tumores infantiles. En Estados Unidos este porcentaje se traduce en una afectación de cinco casos por cada 100.000 habitantes, lo que significa que se detectan cerca de 85 nuevos casos al año, una cifra extrapolable al resto de países desarrollados, según afirma Leoncio Arribas coordinador del Grupo de Tumores cerebrales de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (NEURONCOR).
Con motivo del Día Internacional de esta enfermedad, el 8 de junio, desde Neuroncor se ha recordado la importancia de los últimos avances tecnológicos en radioterapia aplicados al control de este tipo de tumores que 'representan una ventaja al conseguir resultados equivalentes a la cirugía sin el riesgo de las posibles secuelas que esta pueda tener, sobre todo en los tumores benignos como meningiomas y schwannomas'.
Los tratamientos de este tipo de tumores representan uno de los mejores ejemplos del procedimiento multidisciplinar de la nueva Oncología. En la decisión del tratamiento de cada paciente participan activamente los llamados 'Comités de Tumores', constituidos por el conjunto de los diferentes especialistas sanitarios implicados en el mismo, como neurocirujanos, oncólogos radioterápicos y médicos, anatomopatólogos, neurorradiólogos, biólogos moleculares, radiofísicos, rehabilitadores y personal de enfermería. Entre todos determinan cual es la secuencia del tratamiento así como de la actitud durante el seguimiento, concreta el doctor Arribas.
En los últimos años se han producido importantes avances en el tratamiento de los tumores cerebrales malignos, principalmente en el mejor conocimiento del papel de las 'células madre (stem cell) neurales y tumorales'. 'Aunque estamos al principio de esta línea tan prometedora de investigación, tanto para explicar la patogenia tumoral como para mejorar los resultados del tratamiento', se puntualiza desde Neuroncor. La utilización de la nueva clasificación molecular de los glioblastoma facilitará la toma de decisiones del tratamiento, se apunta.
Desde el Grupo de Tumores cerebrales de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica se manifiesta, además, que en el ámbito quirúrgico, es de subrayar la utilización de neuronavegadores que facilitan la localización y 'resección máxima segura' del tumor, así como la utilización de sustancias que permiten distinguir tejido sano del tumoral (5 ALA), la incorporación de la tractografía y la utilización de la cirugía con paciente 'despierto' permiten resecciones de tumores muy próximos a las áreas elocuentes (cuya resección puede causar importantes déficits neurológicos).
Últimos avances
Los últimos avances en radioterapia para estos tumores se basan en el posicionamiento estereotáctico, que permite localizar los tumores y las estructuras elocuentes con una precisión milimétrica, y en la utilización por parte del oncólogo radioterápico, con la ayuda de los neurorradiólogos, de los últimos avances en el diagnóstico por la imagen, como la resonancia mánética (RM) con todas sus secuencias (espectroscópia, difusión, perfusión) o el creciente uso de las imágenes obtenidas a partir de la tomografía por emisión de positrones (PET-TC) que combina la imagen anatómica (TC) con la funcional (PET).
Gracias a la utilización de las modernas técnicas de imagen se puede delimitar, con una mayor precisión, tanto el tumor como las estructuras que no se quieren irradiar, para evitar las posibles secuelas del tratamiento.
La mejora de la planificación de la radioterapia, gracias a la incorporación de programas de planificación y cálculo radioterápico, es otro de los avances subrayados por Neuroncor, entre los que sus responsables destacan la Radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y la radiocirugía y radioterapia estereotáxica fraccionada.
Estos avances están permitiendo a los oncólogos radioterápicos realizar tratamientos de 'excelencia', minimizando los efectos secundarios 'al poder disminuir las dosis de radiación elevadas en estructuras relacionadas con la memoria, función motora, visual, y neurocognitiva', concluyen desde Neuroncor.