Los expertos abogan por priorizar la prevención primaria, para evitar que el paciente padezca enfermedad cardiovascular
2 de diciembre 2019. 1:30 pm
España tiene una de las mejores esperanzas de vida del mundo, en concreto, 83 años, según el Informe “Esperanzas de vida en España” del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Esto, unido al progresivo envejecimiento de la población, se traducirá en un aumento exponencial…
España tiene una de las mejores esperanzas de vida del mundo, en concreto, 83 años, según el Informe “Esperanzas de vida en España” del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Esto, unido al progresivo envejecimiento de la población, se traducirá en un aumento exponencial de las cardiopatías, que actualmente ya suponen 5 millones de ingresos hospitalarios al año en nuestro país, con unos tratamientos complejos y un elevado coste para el sistema sanitario público.
Esta es una de las ideas que se ha puesto de manifiesto durante el Meet4Congress en Cardiología, organizado en Madrid este pasado fin de semana por ESTEVE y acreditado por el Comité de Acreditación de la SEC. Durante el mismo se ha recordado que, además de este incremento de la enfermedad cardiovascular relacionada con el aumento de esperanza de vida, el aumento de los casos de diabetes es otro factor a tener en cuenta. De esta forma los asistentes remarcaron que “uno de cada dos pacientes con diabetes fallecerá por cardiopatías y es importante actuar ya, porque en los próximos años la diabetes aumentará de forma exponencial y vamos a tener muchos pacientes con esta enfermedad en las consultas”.
De esta forma, Nicolás Manito, jefe clínico de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca Avanzada y Trasplante Cardíaco del Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona), insistía en que “debemos ser muy agresivos en el control de los factores de riesgo relacionados con la morbilidad y mortalidad cardiovascular, con un abordaje multidisciplinar donde intervengan distintos especialistas y aplicando terapias que hayan demostrado ser eficaces en la reducción de la enfermedad cardiovascular establecida”.
Controlar los factores de riesgo
Ante esta realidad, durante este foro se hacía hincapié en la necesidad de controlar todos los factores de riesgo tales como la hipertensión arterial, el tabaquismo o la albuminuria, pero especialmente el colesterol LDL elevado y la diabetes.
En lo que respecta al colesterol LDL, la clave es que cuanto más bajo, mejor, independientemente del riesgo cardiovascular. Y cuanto más intensivo y precoz sea el abordaje, mejor será el pronóstico del paciente. Del objetivo de conseguir una concentración de colesterol LDL de 70 mg/dL en su versión anterior, las nuevas guías han evolucionado a situar este objetivo en 55 mg/dL en pacientes de muy alto riesgo cardiovascular (que han sufrido un infarto de miocardio o un accidente cardiovascular). Además, esta cifra debe situarse en 70 mg/dL en los pacientes de alto riesgo, en 100 mg/dL en los de riesgo moderado y en 115 mg/dL en los de riesgo bajo.
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