¿Cómo valora la situación actual del Sistema Nacional de Salud y qué fortalezas y debilidades presenta?
El Sistema Nacional de Salud en España es un referente a nivel mundial, tenemos una Sanidad y unos profesionales a muy alto nivel, y la sociedad en general se siente orgullosa de este sistema y lo valora muy positivamente. Esta confianza de los ciudadanos, y el hecho de que los políticos saben de la importancia del Sistema Nacional de Salud, me parecen sus principales fortalezas, ya que siempre va a ser una prioridad en la agenda política. Como mayor debilidad, diría que la Administración debe ser más rápida y flexible para poder dar cabida a la innovación en nuevos productos o servicios, y, en otro orden de cosas, también creo que en ocasiones se pide un esfuerzo excesivo a los profesionales, con un alto número de pacientes en consulta, guardias, etc., mientras deben mantenerse actualizados, lo que no siempre resulta fácil. En el ámbito de las enfermedades raras, los pacientes en España deben hacer frente a innumerables problemas, como el retraso o la falta de diagnóstico adecuado, la falta de tratamiento específico, las inequidades existentes entre las diferentes Comunidades Autónomas en el acceso al tratamiento o el retraso en la decisión de financiación y precio de medicamentos huérfanos. Desde la asociación AELMHU, de la que formamos parte, creemos que uno de los grandes desafíos del sistema es el abordaje de nuevas patologías y el acceso a nuevos tratamientos. Los miembros de AELMHU jugamos un papel clave en el ámbito de las enfermedades raras, al mantener un alto compromiso con la I+D+i e introducir medicamentos en el mercado para el tratamiento de estas patologías.
¿Qué cambios deberían producirse para una mejor marcha del sector farmacéutico?
Bajo mi punto de vista, uno de los mayores retos a los que se enfrenta tanto el Sistema Nacional de Salud como el sector farmacéutico es cómo dar entrada a la innovación. Es evidente que el sistema tiene unos presupuestos que debe utilizar de la mejor forma posible, y entre todos debemos procurar su sostenibilidad, pero también es cierto que debemos hacerlo de forma que el sector farmacéutico también sea sostenible, de modo que podamos desarrollar productos innovadores que aporten un claro beneficio a los pacientes y que, a la vez, supongan un atractivo a la inversión, ya que de otro modo, esta se refugiará en otros sectores con lo que tendremos un freno a la investigación e innovación en Sanidad.
En este sentido, ¿cuál es su opinión acerca de que existan 17 servicios de salud?
Creo que el que la Administración esté lo más cerca posible al ciudadano es siempre positivo, pero evidentemente hay que balancear esto con el hecho de que a veces se generan inequidades y dificultades para recibir tratamientos, o simplemente la atención especializada que se requiera, y que en ocasiones no es posible conseguir en una Comunidad Autónoma determinada. Este hecho es especialmente relevante en el caso de las enfermedades raras, tal y como venimos denunciando desde AELMHU. Una mayor colaboración entre los servicios de salud de las distintas comunidades podría generar eficiencias y que pudieran aprender de las mejores prácticas.
¿Cómo está cambiando la Medicina de precisión y los estudios en genética la forma de investigar y encontrar tratamientos?
Es evidente que la Medicina se acerca cada vez más a la Medicina personalizada. La conocida frase de “no existen enfermedades sino enfermos” está cada día más presente en nuestro entorno. Las compañías están investigando en esta línea, pero ello conlleva a que los costes de investigación para estos tratamientos enfocados a un bajo número de pacientes se traduzcan en un alto coste por tratamiento. Ello supone un reto tanto para la Administración como para la industria farmacéutica, y ambos interlocutores deberemos ser capaces de afrontar nuevas formas de colaboración y pago de estos tratamientos.
¿Cómo cree que se puede hacer compatible la entrada de innovaciones terapéuticas con la necesidad de hacer sostenible el sistema?
Las innovaciones terapéuticas suelen suponer un ahorro para el sistema. El problema es muchas veces no se valoran convenientemente los ahorros finales para el conjunto de la sociedad (menor uso de recursos sanitarios, disminución del número de bajas, desplazamientos, etc.). Es nuestra labor ser capaces de presentar estos datos de forma evidente y clara para que el sistema pueda evaluar convenientemente estas innovaciones terapéuticas que suelen ser más inversión que gasto.
¿Cuál es su opinión acerca del acuerdo alcanzado entre los ministerios de Sanidad y Hacienda y Farmaindustria, que vincula el crecimiento económico del sector con el PIB?
Este acuerdo es un instrumento de control del gasto que permite a la Administración cumplir sus objetivos presupuestarios y sus compromisos con Bruselas, ya que fija que, en caso de que el crecimiento del gasto en medicamentos originales supere al del PIB, las compañías representadas por Farmaindustria deberán devolver la diferencia. En principio el acuerdo me parece positivo, pero sinceramente soy más partidaria de analizar cada uno de los gastos, y gestionar el presupuesto tratando de hacer el mejor uso posible de él. Si ponemos al paciente en el centro de la decisión, en unas ocasiones requerirá un menor crecimiento del gasto farmacéutico, y en otras puntuales probablemente un mayor gasto, pero las decisiones se habrán tomado siempre con el mayor de los respetos para el paciente.
En su opinión, ¿qué aporta la industria farmacéutica a la investigación de un país? ¿Y al sector económico? ¿Y al tejido industrial?
En este sentido, en nuestro entorno, la mejoría en el pasado siglo de las condiciones de higiene, alimentación y Sanidad han transformado nuestras sociedades, y la industria farmacéutica ha tenido y tiene un papel muy importante en esta transformación, que ha tenido como resumen final un aumento de la esperanza y la calidad de vida. Al sector económico e industrial aportamos trabajo de alta calidad, alto número de contratos indefinidos, creación de oportunidades a jóvenes mediante programas de becas, y un conjunto de condiciones estables que permiten a los trabajadores crecer y desarrollarse profesionalmente.
Centrándonos en la compañía que dirige, ¿puede facilitar los principales datos a nivel global, presencia internacional, producción, empleados, facturación?
Hace más de un siglo, CSL Behring se estableció en Australia para cubrir las necesidades de salud de un país aislado por la guerra mundial. CSL Behring se remonta en Europa a Emil von Behring que ganó el premio Nobel de Medicina en 1901. Hoy, somos una compañía biotecnológica líder, con presencia en más de 60 países, con más de 20.000 empleados con un compromiso excepcional hacia los miles de pacientes con enfermedades graves y crónicas en todo el mundo. CSL Behring es líder mundial en inmunoglobulinas y hemos publicado este pasado año fiscal unos crecimientos cercanos al 30 por ciento.
¿Hacia qué áreas terapéuticas está enfocada la compañía?
La compañía está enfocada en la producción de hemoderivados. En este caso las áreas terapéuticas en las que actualmente estamos presentes son hemofilia, inmunodeficiencias, angioedema hereditario, o la deficiencia de alfa-1 antitripsina, pero estamos trabajando en nuevas tecnologías y otras áreas terapéuticas que transformarán definitivamente nuestra compañía.
¿Cuál es la presencia de CSL Behring en España y cuáles son sus planes de expansión?
En la actualidad, somos una organización Ibérica con un plantilla de 50 personas, y nuestras centrales están situadas en Barcelona en España y en Lisboa en Portugal. La idea es seguir fortaleciendo posiciones estratégicas para que la compañía pueda mejorar su colaboración con los distintos stakeholder y esté preparada para lanzar los próximos fármacos y desarrollos.
¿Cuáles son las aportaciones más destacadas de CSL Behring en pacientes con hemofilia y desórdenes del sistema inmunitario?
Las principales aportaciones son nuestros tratamientos. Para nosotros desarrollar el mejor tratamiento para los pacientes es la garantía del éxito. En el caso de la hemofilia, estamos en fase de lanzamiento de dos nuevas terapias, para las hemofilias A y B, que permiten espaciar el tiempo entre las infusiones y facilitar el tratamiento crónico de estos pacientes. En el caso de la hemofilia B, se trata de una molécula de fusión entre dos proteínas, un factor de la coagulación y una molécula transportadora. El resultado permite cambiar la pauta terapéutica de dos inyecciones intravasculares a la semana, a 1 inyección cada 7-10 días. Para la hemofilia A, hemos modificado la estructura del factor de coagulación para facilitar su unión con el transportador natural, para intentar reducir el número de infusiones semanales. Para los desórdenes inmunitarios, acabamos de recibir autorización de la Agencia Europea del Medicamento para la utilización de una inmunoglobulina de administración subcutánea en una enfermedad neurológica inflamatoria.
¿Cuáles son las líneas de investigación por las que está apostando?
Nuestra cartera de productos se centra en la innovación en nuevos productos, productos mejorados y experiencia en fabricación, garantizando así nuestro crecimiento continuo. CSL Behring dispone de un amplio abanico de productos para el tratamiento de enfermedades hemorrágicas, como las hemofilias y la enfermedad de von Willebrand, para las inmunodeficiencias primarias y secundarias, el angioedema hereditario, ciertas enfermedades neurológicas y una enfermedad respiratoria de origen hereditario. Nuestros productos se utilizan también para prevenir la enfermedad hemolítica del recién nacido, para la reversión urgente de anticoagulación oral en pacientes con sangrado crítico, para prevenir infecciones en receptores de trasplante de órgano sólido y para ayudar a las víctimas de traumatismos, shock y quemaduras. Además, CSL Behring está invirtiendo en el desarrollo de proteínas terapéuticas para el tratamiento de enfermedades graves. En la actualidad, la mayoría de nuestros productos se purifican a partir de plasma humano. Con el lanzamiento reciente de nuestros nuevos factores recombinantes antihemofílicos (Afstyla, Idelvion) hemos consolidado las capacidades necesarias para desarrollar nuevos productos innovadores. Los resultados de los programas de investigación han apoyado el registro de la indicación de una polineuropatía inflamatoria periférica para Hizentra, una inmunoglobulina de administración subcutánea. Recientemente, se ha validado la prevención de ataques agudos del angioedema hereditario con un concentrado de C1-inhibidor de administración subcutánea. Entre los proyectos activos en investigación destacan CSL112, una nueva forma de Apolipoproteína-A, para reducir el riesgo de eventos recurrentes tempranos después de un infarto de miocardio; CSL964, alfa-1 antitripsina, para la prevención de la enfermedad aguda de injerto contra huésped en receptores de trasplante alogénico de células hematopoyéticas, y CSL842, C1-inhibidor, para el tratamiento del rechazo mediado por anticuerpos en pacientes sometidos a trasplante renal.
Aunque ya ha citado alguno, ¿podría destacar los principales lanzamientos, recientes o próximos, en las distintas áreas terapéuticas a las que se dedican?
En Hemofilia, recientemente hemos lanzado Afstyla para Hemofilia A, y estamos trabajando para ofrecer a los pacientes españoles Idelvion, para Hemofilia B. Ambos fármacos suponen una mejoría clara para el paciente respecto a anteriores tratamientos.
¿Cuánto invierte la compañía en I+D y cuál es su evolución?
Como compañía innovadora, CSL Behring ha dedicado importantes recursos a I+D: casi 3 billones de USD en los últimos 5 años a investigación y desarrollo con una inversión de más de 700 millones de USD el pasado año, y más de 1.400 empleados dedicados a la investigación.
¿Cómo valora España como país donde invertir y realizar investigación? ¿Y en cuanto a sus centros hospitalarios y profesionales?
En España tenemos investigadores que se sitúan en muchas áreas terapéuticas al más alto nivel, y esto es un lujo y un orgullo, aunque creo que muchos estarán de acuerdo si decimos que necesitarían más recursos para investigar. Para nosotros, como empresa, las trabas burocráticas para realizar investigación y las diferentes barreras de acceso una vez el fármaco ya ha obtenido precio y financiación, nos sitúan en desventaja frente a otros países, más agiles desde un punto regulatorio. Es por ello que en ocasiones, las compañías prefieren invertir sus recursos, ya sea en investigación o en desarrollo comercial en aquellos países donde los procesos regulatorios y de aprobación son más sencillos. Esto es siempre negativo para los investigadores españoles, y en último lugar para los pacientes ya que van a tener acceso a las novedades terapéuticas más tarde que los de otros países.
“Uno de los mayores retos a los que se enfrenta tanto el SNS como el sector farmacéutico es cómo dar entrada a la innovación”
María José Sánchez Losada, directora General de CSL Behring, ha concedido una entrevista a EL MÉDICO
Laura Jordán
15 de octubre 2018. 3:00 pm