¿Me vacuno si estoy embarazada? La respuesta a esta pregunta en el contexto actual de pandemia se basa en el
riesgo de COVID-19 y el
riesgo/beneficio de la vacuna, tanto para la embarazada como para el bebé.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que
el riesgo de COVID grave es mayor en embarazadas, según varios estudios y
análisis publicados. La evidencia dice que en embarazadas también se observa
mayor riesgo de parto prematuro, preeclamsia y eventos trombóticos.
Respecto al
riesgo/beneficio de la vacunación en embarazadas, existen datos de un importante
estudio observacional que muestran seguridad de la vacuna casi en 4.000 embarazadas
sin alerta de eventos adversos negativos en comparación con estudios similares realizados con embarazadas antes de que se produjera la pandemia.
Y poco a poco siguen apareciendo más datos a favor de la
eficacia y seguridad de las vacunas durante el embarazo. Este
estudio concluye que la vacunación con
Pfizer se asocia con un
riesgo significativamente menor de infección por COVID-19. En la cohorte se incluyó a 7530 mujeres vacunadas y 7530 no vacunadas con una edad media de 31 años.
Vacunación en embarazadas en España
La última actualización de la
“Estrategia de vacunación frente a COVID-19 en España”, publicada el pasado 22 de junio,
recomienda las vacunas de ARNm cuando les corresponda según el grupo de priorización.
Inmunidad del recién nacido
Vacunarse durante el embarazo permite que se transmitan
anticuerpos al recién nacido, como sucede con otras vacunas. Sobre esto también hay estudios publicados. Señalar el
artículo que informa del
primer caso conocido de un bebé con anticuerpos contra la COVID-19 detectados en la
sangre del cordón umbilical.
Las vacunas no alteran la leche materna
Un
estudio publicado en julio apunta que las
vacunas de ARNm contra la COVID-19 no han dejado rastro en la
leche humana. El trabajo, publicado en
Jama Pediatrics, aporta una
evidencia preliminar de que el ARNm de la vacuna no se transfiere al recién nacido. Se necesitan, igualmente, más datos clínicos que faciliten la comprensión del efecto de las vacunas en la lactancia, según los autores. Estos datos podrían
disipar las dudas de las mujeres que no se han vacunado o han interrumpido la lactancia.