Los sistemas de prescripción han ido evolucionando con los años y se ha pasado del talonario de recetas, que diferenciaba entre las régimen general, en verde, y las de pensionistas, en roja, a la receta electrónica, implantada ya hace unos años, fechas que varía según las áreas geográficas. De esta forma, cada paciente dispone de una tarjeta sanitaria individualizada y con un número de identificación único en la que se almacena toda su información sanitaria. Además, al paciente se le entrega impresa la pauta de medicación que deberá seguir y durante el tiempo establecido por el médico, con una duración máxima de doce meses.
Con este sistema, el paciente acudirá con su tarjeta sanitaria y su pauta de medicación a la oficina de farmacia que le dispensará su medicación de acuerdo con la pauta sin necesidad de que el paciente visite a su médico para pedir sus recetas.
Objetivos clave
La implantación del sistema de receta electrónica tiene como objetivos fundamentales: la reducción de errores médicos, la aceleración o simplificación del proceso en los centros de salud y la disminución de los costes financieros.
La mayor parte de los especialistas se muestran satisfechos con el actual sistema de prescripción, ya que les resulta útil a la hora de hacer el seguimiento del paciente, aunque echan en falta más información sobre los fármacos no financiados y de las posibles interacciones, pauta posológica e indicaciones.
Entre los puntos a mejorar está que el sistema sea capaz de discernir entre medicación crónica y medicación aguda. Además, cualquier modificación, como añadir o suprimir un medicamento, en la pauta de medicación, la invalida e impide al paciente obtener sus medicamentos en la oficina de farmacia. En estos casos, el paciente se ve obligado a acudir a su médico para que le dé su nueva pauta de medicación. Este proceso conlleva una importante pérdida de tiempo y también un incremento de costes.
Y es que los especialistas señalan que la utilización de sistemas informáticos para la prescripción médica es práctico y no representa un trabajo añadido. Además, permiten un buen control de las prescripciones y del gasto sanitario.
Interrelación
Por eso, la receta electrónica informatizada es un elemento de gran valor donde interaccionan todos los agentes implicados en la prescripción, dispensación y financiación de los medicamentos. Así, genera ventajas a los pacientes, sobre todo a los crónicos y de la tercera edad, y al profesional sanitario, porque disminuye el número de visitas médicas. Otro punto a su favor es que desde que hay la receta electrónica, se ha notado un aumento en la adherencia a los tratamientos crónicos ya que la prescripción se realiza para todo el año.
Además, permite interaccionar con especialistas y farmacéuticos y así se puede seguir al paciente que ha sido derivado. En esta interacción, también se incluye que se pueden consultar pruebas complementarias, como radiografías o analíticas.
Con respecto al gasto sanitario, sí que se tiene información y es una herramienta de control de las prescripciones. No obstante, hay que tener en cuenta que el sistema informático tiende a orientar hacia el principio activo más económico, dejando de lado otros criterios de análisis, como su vida media , potencia , etc', teniendo en cuenta que la última palabra sobre la prescripción la tiene el profesional médico que sabrá cuál es el mejor tratamiento para su paciente.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores médicos de familia Natividad Fernández Padilla, Montserrat Llop Moreno, Eladio Elvira Pérez, Natividad Pacheco Rubio, Jorge G. Gutiérrez Bernal, Carles Ribera Soler, Carlos Bascou Caram y Juan Carlos Salazar Ramírez y la cardióloga Sara Darnes Soler, de Figueres, y los médicos de Atención Primaria Juan Noguera Bennaser, Gabriel Bauzá Dalmau, Primitiva González Montiel, Rafael Vargas Vargas y Armando David Jurado Fortoul, del Centro de Salud Escorxador.