Grupo de Ética de la CAMFIC
Actuar con dedicación, respeto, proximidad, lealtad, prudencia, equidad y honradez: toda una declaración de intenciones. Siete valores que intentan definir el núcleo de cómo nos comprometemos a actuar.
Los valores nos marcan ese compromiso, lo definen a grandes rasgos. Pero la ética, la ética cotidiana de los principios y valores, deja de tener sentido si no se concreta, si no se traduce en acción. Los valores se traducen en acciones cotidianas. El respeto a la autonomía del paciente, a sus decisiones, comporta que en cada consulta le pida permiso para actuar: “Si me lo permite, voy a explorar esos pulmones para buscar la causa de su tos”.
El grupo de ética de la CAMFIC, que debatió y elaboró el compromiso del médico de familia, ha dedicado varios años (desde 2013) a la discusión y elaboración del documento “Las buenas prácticas del médico y la médica de familia”. Ha sido un proceso largo y muy participativo (más de 200 socios han colaborado en su elaboración tanto en jornadas presenciales como electrónicamente) y ha sido revisado por diversos expertos externos.
El documento pasa a formar parte de las señas de identidad de los médicos de familia catalanes: marca, con conductas concretas, el camino a seguir para intentar ser un excelente médico/a de familia.
Somos conscientes de que la excelencia no existe en la realidad cotidiana; somos humanos, limitados. Por ello, la portada del documento es muy oportuna: un faro. Un faro que nos indica un rumbo a seguir: “un faro que nos muestre el camino para convertirnos en un buen mf. Un ideal al que a menudo nos acercamos pero del que, también a menudo, nos alejamos. Un ideal que, seguramente, ninguno de nosotros será capaz de alcanzar en su totalidad”.
A lo largo de 14 páginas se desgrana el conjunto de conductas prácticas, cotidianas, que mejor caracterizan a los 7 valores citados (algunos ejemplos en la Tabla 1). Son conductas concretas fácilmente identificables.
Un breve repaso a la introducción que encabeza cada valor nos dará la justa medida del tipo de conductas que en el documento se proponen.
1.Dedicación
Dedicación significa dirigir a alguien el fruto de su esfuerzo, “dedicárselo”. Hace referencia a la vertiente más vocacional de la profesión médica, el compromiso desinteresado con las personas.
La dedicación es el valor que se advierte cuando el médico de familia procura mantener su interés en la atención del paciente, priorizando su beneficio a la hora de organizar la actividad asistencial, incluso flexibilizando su horario de atención si lo cree necesario.
2. Respeto
El respeto a la dignidad del paciente, a la intimidad física y emocional, a que todo lo que se deriva de la relación asistencial sea objeto de secreto, a la autonomía en la toma de decisiones sobre su salud y su vida, son aspectos fundamentales para una relación de confianza.
No discriminar, no prejuzgar, conocer y respetar sus valores para incorporarlos a la toma de decisiones, no abandonar, evitar que personas ajenas al acto asistencial estén presentes sin consentimiento... son conductas que un buen médico de familia debe aprender y esforzarse en practicar.
3. Proximidad
Estar cerca de los pacientes es esencial para satisfacer sus necesidades. La proximidad genera confianza y capacidad de adaptar las soluciones a los problemas que enfrenta cada paciente. Significa aceptar incondicionalmente al otro sin juzgarlo, acompañarlo. Es tratar al paciente en sus circunstancias de vida, en su contexto, con su familia y sus preocupaciones.
Significa ser accesible, darle a conocer que queremos acompañarlo y que sus vivencias y valores son muy importantes. Significa informar, facilitarle tiempo y favorecer que él mismo ponga en marcha sus recursos para afrontar las situaciones y tomar decisiones.
El trato y el servicio a las personas necesitan valores humanos y de convivencia como son la amabilidad, estar cerca, la ternura, la comprensión, la compasión…
4. Lealtad
La lealtad entendida como fidelidad a las personas que atendemos. Es el valor que pone en el centro de nuestra actuación profesional el beneficio de la persona que atendemos. Nos lleva a darle información clara, completa y no sesgada; a no hablar de sus problemas a sus espaldas; y a ayudarlo a decidir entre las diferentes opciones teniendo en cuenta sus preferencias.
Nuestro objetivo primordial como médicos de familia, es ayudar y acompañar a los pacientes. Nos comprometemos con la atención a la persona que nos consulta, priorizándola por encima de intereses personales o de cualquier otra clase.
Manifestar lealtad al paciente (y a las personas de su entorno) ayuda a ganar su confianza, necesaria para una buena atención.
5. Prudencia
Es la virtud de decidir qué es lo óptimo en cada caso concreto. Es el valor más asociado al principio de no maleficencia.
La prudencia es el camino que nos debe acompañar desde el conocimiento teórico a las circunstancias específicas de cada paciente. El ejercicio prudente comienza con conocimientos y habilidades actualizados y culmina con el análisis de las circunstancias específicas en las que los pondremos en práctica. Supone un ejercicio de la racionalidad crítica: ¿es lo mejor para el paciente?, ¿hay otras alternativas?, ¿actúo por costumbre?, ¿actúo bajo la influencia de miedos personales?
6. Equidad
La equidad es el valor más relacionado con el principio ético de la justicia. Aristóteles la definía como “la justicia aplicada al caso concreto”, la regulación de la norma atendiendo a la particularidad del caso concreto, doblegando su rigidez, ya que si la aplicara de la misma forma a todos los casos, la convertiría en injusta.
Trabajar con equidad requiere conocer y considerar a las personas que se sientan a ambos lados de la mesa y los recursos de que disponemos. La equidad nos interpela a no prejuzgar, ni discriminar, a distribuir los recursos, especialmente el tiempo de atención, de la forma más justa posible, según las necesidades de cada paciente y del conjunto de la población.
7. Honradez
Hace referencia a la decisión personal de renunciar a las mentiras y engaños. La honradez es el simple respeto a la verdad, expresándola con sensibilidad y buscando empatía en el contacto con el otro.
Tiene relación directa con la integridad, que significa pensar y hacer lo correcto en todas las circunstancias.
Ser honrados implica autoformarse responsablemente, no engañar a nuestros pacientes, ni con mentiras, ni con medias verdades, ni ocultando información, pensar antes de actuar, saber reconocer el límite de nuestra competencia y aprender de los errores. Ser honrado significa reflexionar sobre la corrección de nuestras actuaciones y reconocer cuándo nos equivocamos. Ser honrado significa conocer y reconocer cuáles son nuestros conflictos de interés, para evitar que condicionen nuestra actuación.
Ha sido un trabajo arduo, con muchas dudas, con innumerables versiones y propuestas de redacción para intentar encontrar la frase más adecuada para definir cada conducta. Seguro que es perfectible, pero esperamos que sea útil a todos los médicos de familia: las ayude a fortalecerse y a sentirse orgullosos de su profesión.
No se trata de un documento normativo (como lo sería el Código de Deontología). Es, más bien, “un canto a la mejora, a la consolidación de nuestras fortalezas, de nuestro valor profesional”. Algo que nos da moral: el compromiso con los valores y las conductas que los reflejan deben hacernos profesionalmente mejores y sentirnos más satisfechos.
Porque… “Ser un buen médico de familia es un reto, no es fácil, pero intentarlo, seguir el camino, es apasionante”.
Referencias bibliográficas
- http://www.camfic.cat/CompromisMetgeFamilia.aspx
- http://gestorweb.camfic.cat/uploads/ITEM_8082.pdf (versión original en catalán)